Todos los seres humanos tenemos una sombra, una parte de nuestro ser en penumbra, oculta. Son nuestras zonas oscuras están compuestas por aquellas características personales que no podemos registrar como propias. Cada vez que nos enojamos, que algo o alguien nos irrita, cuando rechazamos alguna persona y hasta cuando idealizamos a otros, estamos en presencia de nuestra sombra.
Todas esas características que rechazamos o sobre admiramos están en nuestro interior,...
son parte real de nosotros y nuestra potencialidad como personas, inconscientemente las fuimos separando, rechazándolas y creyendo que no son parte de nosotros. Por ello cada vez que nos topamos con ellas sentimos esa sensación de incomodidad y temor. Qué situaciones o personas nos molestan? Porqué siento ese rechazo? Cuando algo externo a nosotros nos incomoda constantemente nos está mostrando que alguna parte de nuestro ser no ha sido aceptada y es reprimida, señalando un desequilibrio interno. La razón por la cual nos topamos constantemente con nuestras sombras es porque todo lo que rechazamos de nuestro interior es equilibrado desde afuera, atrayendo constantemente esas situaciones que nos recuerdan día a día que algo tenemos que equilibrar dentro. Todo está equilibrio.
Reconocer nuestra sombra nos hace más flexibles, amorosos y menos enjuiciadores, ayudándonos a desarrollar todo nuestro potencial innato, con frecuencia adormecido. La integración de la sombra, la luz, es el único remedio para generar un cambio colectivo positivo en un mundo totalmente fragmentado y violento. Por ello, nuestras sombras, son las personas que, aunque sin saberlo, nos muestran el camino. Son nuestros grandes maestros hacia el equilibrio, la sanación y la armonía.
Reconocer nuestra sombra nos hace más flexibles, amorosos y menos enjuiciadores, ayudándonos a desarrollar todo nuestro potencial innato, con frecuencia adormecido. La integración de la sombra, la luz, es el único remedio para generar un cambio colectivo positivo en un mundo totalmente fragmentado y violento. Por ello, nuestras sombras, son las personas que, aunque sin saberlo, nos muestran el camino. Son nuestros grandes maestros hacia el equilibrio, la sanación y la armonía.
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