Los orígenes del chile se remontan a los aztecas. Entre sus recetas, que datan de hace más de 2000 años, se encuentra ya un guiso enchilado. A partir de ellos, el país entero se apropió de este condimento y lo convirtió en parte esencial de su gastronomía.
Cristóbal Colón, en sus históricos viajes a América, esperaba encontrar pimienta negra, el condimento más deseado de aquella época, pero en su lugar encontró los chiles picantes. Al relacionar erróneamente éstos con la pimienta les llamó "pimientos". En 1945 Colón regresó a España con un cargamento de chile, que una vez en tierras europeas, y en cosa de un siglo, ya había llegado a las cocinas del Medio y Lejano Oriente, a África, e incluso a la India.
En poco tiempo se incorporó de manera definitiva en la gastronomía de la cuenca mediterránea, en el norte de España, el sur de Italia y Francia, Grecia, Yugoslavia, Marruecos, Túnez y Argelia, pero sólo en su variante dulce: el pimentón.
El chile fue tan bien recibido en estas nuevas tierras y su gusto se aclimató tanto a estos paladares que rápidamente se olvidó el origen americano de la planta, hasta el punto de que algunos africanos e indios creyeron que era originario de sus propios dominios.
Propiedades nutritivas
Una de las sustancias que contienen los chiles es la capsicina. Un chile nunca contiene más de 2 por ciento de esta sustancia, la cual, desde tiempos precolombinos tiene fama de tener propiedades medicinales y es de gran valor en la dieta del ser humano.
Tienen un alto contenido de potasio y vitaminas A y C, además de bajo contenido en sodio. Contienen hierro, magnesio, tiamina, riboflavina y niacina.
Una comida que los incluya acelera el ritmo metabólico en 25 por ciento , provocando un consumo adicional de 45 calorías y reduciendo las grasas de la dieta. Es una excelente forma de agregar sabor a las comidas, sin un sólo gramo de grasa.
Poderoso antioxidante
Investigaciones han revelado que la capsicina podría desnutrir las células cancerígenas antes de que éstas causen algún tipo de problemas. Además, la capsicina es un poderoso antioxidante, que puede mantenernos jóvenes durante más tiempo. También es un expectorante y descongestionante natural, que ayuda a prevenir la bronquitis.
En la medicina alternativa se aconseja cada vez más incluir el chile en la dieta habitual, aunque sin abusar, porque según los naturópatas, contiene propiedades curativas para las reumas, es un antiséptico y estimula la circulación.
Su consumo disminuye el riesgo de sufrir de gripes, resfriados, y previene el envejecimiento prematuro, mejora el proceso digestivo y evita problemas estomacales.
Y por si todo esto no fuera suficiente, el chile ha demostrado en pruebas científicas que cuenta con la capacidad de bajar los niveles de colesterol y que es un excelente anticoagulante.
En forma de polvo, el chile picante se usa para curar heridas rápidamente. Una fina capa de polvo de pimiento de la herida limpia, destruye los gérmenes y acelera su proceso de curación.
El chile picante es un recurso excepcional para curar las infecciones a nivel de los dientes y encías, eliminando los dolores e inflamaciones.
El tratamiento es más sencillo al aplicar pimiento picante en polvo en el cepillo de dientes y luego cepillar suavemente las zonas respectivas.
Debe tenerse mucho cuidado ya que puede dar lugar a irritación del sistema digestivo y sobre todo en úlceras avanzadas.
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