Mañana 21 de diciembre, se conmemora el Espíritu de la Navidad y la entrada al solsticio de invierno, un día mágico, lleno de energía de abundancia e impulso para ayudarnos a descubrir que queremos en nuestra vida.
Se dice que el Espíritu de la Navidad baja a la tierra entre las 9 y las 12 de la noche, momento propicio para hacer todas las peticiones y deseos más bondadosos. Pero antes de compartir esta carta, quiero detenerme un momento a explicar su sentido.
La Carta al Espíritu de la Navidad no es una petición desde la carencia, sino un acto de conciencia. Es una pausa para agradecer, soltar y reconectar con lo esencial. A través de ella, no solo se piden deseos materiales, sino que se expresan intenciones profundas: perdón, sanación, armonía y esperanza.
Escribir esta carta es una forma simbólica de cerrar ciclos, liberar cargas emocionales y abrir el corazón a un nuevo comienzo. Nos invita a mirar hacia dentro, reconocer lo vivido durante el año —lo bueno y lo difícil— y transformarlo en aprendizaje. También es un recordatorio de que la Navidad va más allá de las fechas, los regalos o las tradiciones externas: vive en la actitud con la que elegimos caminar la vida.
No importa en qué creas ni cómo celebres estas fechas. Esta carta es un ejercicio íntimo y personal, una conversación sincera con aquello que representa la luz, la fe, la bondad y el deseo de un mundo mejor. Puede leerse en silencio, en familia o como un momento personal de reflexión.
Que estas palabras sirvan como un pequeño ritual de intención, gratitud y amor, y que cada persona que la lea encuentre en ella un espacio de calma, claridad y conexión.
Poderoso y amado Espíritu de la Navidad
Presente.
Te saludo con respeto y gratitud.
Gracias por todo lo que me has concedido y por todo lo que he recibido, incluso aquello que en su momento no comprendí, pero que hoy reconozco como aprendizaje.
En este momento pido perdón y perdono.
Perdono conscientemente y me libero, liberando también a todos aquellos que han estado atados a mí por pensamientos, emociones o situaciones negativas. Suelto cargas, rencores y ataduras que ya no necesito llevar conmigo.
Agradezco profundamente por todo lo que soy y por todo lo que tengo:
por mi salud, por mi hogar, por mi presente y por el ser que sigo construyendo.
Agradezco por mi familia, por mi empleo, por mis amigos y por cada experiencia que me acompaña en este camino.
Invoco la presencia divina para que cada uno de mis pedidos se manifieste en perfecta armonía, en el tiempo correcto y para el mayor bien de todos.
Deseo con el corazón:
-
Un planeta sano, consciente y en paz.
-
Salud, bienestar y felicidad para mis seres queridos.
-
Mis propios logros, metas y sueños cumplidos con claridad, equilibrio y decisión.
Visualizo y bendigo estas peticiones, confiando plenamente en su realización.
Las entrego con fe, con amor y con gratitud.
Agradecido/a estoy.
Confío en Ti.

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