“CUANDO UN HOMBRE O MUJER PLANTA ARBOLES A CUYA SOMBRA SABE QUE NUNCA HABRA DE SENTARSE, HA COMENZADO A ENTENDER EL SENTIDO DE LA VIDA”.































martes, 3 de julio de 2012

ARBOL




Me gusta pensar que las almas se relacionan como los millares de hojas de un viejo árbol.
Las que penden de nuestro propio tallo están estrechamente relacionadas con nosotros e incluso llegamos a compartir diferentes experiencias con ellas, vivencias del alma.
También nos sentimos estrechamente unidos a las hojas de nuestras ramas. Tenemos algo en común con ellas.
...
Están cerca de nosotros pero no tanto como lo están las hojas de nuestro tallo.
De igual modo, conforme nos vamos alejando por las ramas del árbol, nuestra relación con las otras hojas o almas sigue existiendo pero no es tan íntima como la que tenemos con las hojas más cercanas.
Todos formamos parte de un árbol y un tronco.
Podemos compartir experiencias.
Nos conocemos.
Pero los que pertenecen a nuestro tallo son los más íntimos.
En este bello bosque hay muchos otros árboles.
Cada uno de ellos está conectado con los demás a través del sistema de raíces subterráneo.
De este modo, aunque una hoja se encuentre en un árbol muy lejano y diferente del nuestro, seguiremos conectados a ella. 
Estamos conectados a todas las hojas, pero tenemos una relación más estrecha con las de nuestro árbol, todavía más íntima con las de nuestra rama, y un vínculo que es casi una fusión con las de nuestro tallo.

Fuente: Brian Weiss.
 
 

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