El universo opera por medio de un intercambio dinámico. Dar y recibir son aspectos diferentes del flujo de energía en el universo y si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos, mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida.
Por ello debemos dar y recibir a fin de mantener la riqueza, la abundancia, la prosperidad o cualquier cosa que deseamos en la vida circulando permanentemente.
En toda semilla está la promesa de miles de bosques. Pero la semilla no debe ser acaparada, ella debe dar su inteligencia al suelo fértil. A través de su acción de dar, su energía invisible fluye para convertirse en una manifestación material.
Al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia. La retribución es directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón.
Si deseamos alegría, démosle alegría a los otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza.
En realidad la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean.
Esto se debe a que nuestro cuerpo, reducido a su estado esencial, es un haz individual de energía e información en medio de un universo de energía e información.
Somos haces individuales de conciencia en medio de un universo consciente. La palabra «conciencia» implica mucho más que energía e información, implica una energía y una información que viven en forma de pensamiento.
Por tanto, somos haces de pensamiento en medio de un universo pensante. Y el pensamiento tiene el poder de transformar.
Obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se pueden dar, y no cuestan nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio un buen deseo por su felicidad, alegría y bienestar. Esta forma de generosidad silenciosa es muy poderosa.
Tomemos la decisión de dar en todo lugar a donde vayamos, y a quien quiera que veamos. Mientras estemos dando, estaremos recibiendo. Cuanto más demos, más confianza tendremos en los efectos milagrosos de esta ley. Y a medida que recibamos más, también aumentará nuestra capacidad de dar.
Si vamos en pos de estas cosas primero, no solamente para nosotros mismos, sino para los demás, todo lo demás nos llegará espontáneamente.
Fuente: Deepak Chopra
En toda semilla está la promesa de miles de bosques. Pero la semilla no debe ser acaparada, ella debe dar su inteligencia al suelo fértil. A través de su acción de dar, su energía invisible fluye para convertirse en una manifestación material.
Al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia. La retribución es directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón.
Si deseamos alegría, démosle alegría a los otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza.
En realidad la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean.
Esto se debe a que nuestro cuerpo, reducido a su estado esencial, es un haz individual de energía e información en medio de un universo de energía e información.
Somos haces individuales de conciencia en medio de un universo consciente. La palabra «conciencia» implica mucho más que energía e información, implica una energía y una información que viven en forma de pensamiento.
Por tanto, somos haces de pensamiento en medio de un universo pensante. Y el pensamiento tiene el poder de transformar.
Obsequios como interesarse, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se pueden dar, y no cuestan nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio un buen deseo por su felicidad, alegría y bienestar. Esta forma de generosidad silenciosa es muy poderosa.
Tomemos la decisión de dar en todo lugar a donde vayamos, y a quien quiera que veamos. Mientras estemos dando, estaremos recibiendo. Cuanto más demos, más confianza tendremos en los efectos milagrosos de esta ley. Y a medida que recibamos más, también aumentará nuestra capacidad de dar.
Si vamos en pos de estas cosas primero, no solamente para nosotros mismos, sino para los demás, todo lo demás nos llegará espontáneamente.
Fuente: Deepak Chopra
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