Hay un tiempo para sufrir y un tiempo para amar o, tal vez, sea todo uno y nos engañemos jugando a la voz y al peligro. Más allá de nosotros, ¿qué perdura? ¿La roca, el árbol, el viento y este silencio no morirían si, de pronto, dejáramos de repetirlos, dóciles, cada día?
De "El fugitivo"Versión de Adolfo García Ortega
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