“CUANDO UN HOMBRE O MUJER PLANTA ARBOLES A CUYA SOMBRA SABE QUE NUNCA HABRA DE SENTARSE, HA COMENZADO A ENTENDER EL SENTIDO DE LA VIDA”.































domingo, 31 de julio de 2011

LA PRÁCTICA DEL SILENCIO



Práctica para descubrir el silencio

Empezamos de una manera modesta, sencilla, pero eficaz. Cuando yo inspiro, he de aprender a ser consciente de esa inspiración. Esa inspiración me conduce hacia dentro, pero llega un momento en que esa inspiración se detiene, se acaba. Yo he de procurar seguir ese movimiento yendo hacia dentro, y un poco más adentro de ahí donde termina la inspiración. Por unos instantes estaré en una zona de vacío; luego surge la espiración. Yo he de estar atento y tratar de adivinar ese instante que antecede al movimiento de espiración. Es decir, que he de utilizar ese movimiento natural de inspiración y de espiración como soporte para que mi atención, mi conciencia, se profundicen, y lo hagan hasta un punto, hasta una zona más allá del fenómeno, más allá del movimiento, más allá de lo que yo soy normalmente consciente.
 Cuando he practicado esto, cuando sé lo que es conducir la conciencia un poco más adentro de donde termina la inspiración, cuando he conseguido captar el instante de donde procede el impulso de espiración, entonces puedo tratar de centrarme en ese momento, lugar y sensación del punto donde inciden la inspiración y la espiración, del punto donde sale este impulso a inspirar o a espirar. Porque ese punto es un punto, no una dimensión. Es decir, el punto que, en un sentido fisiológico, coincidiría con una zona determinada de nuestro sistema nervioso, y que, cuando se sigue mentalmente, conduce a un punto más allá de nuestras variaciones de conciencia, más allá de nuestro fenómeno de percepción. Nos conduce hacia un punto innominado, hacia un punto vacío, un punto que es un ventanal abierto.
 Se trata aquí de un ejercicio sencillo, que en un momento dado querremos hacerlo y no podremos, pero que, sin embargo, en otros momentos saldrá muy bien.
 Hemos de ejercitar lo mismo en ese otro momento que es nuestra vida cotidiana, cuando yo estoy hablando con alguien, cuando estoy en diálogo con alguien. Cuando yo me expreso de un modo completo, completo en profundidad, en sinceridad, en conciencia de mí, cuando vivo una situación de expresión de un modo completo, el instante que sigue después de la expresión es un instante de vacío, de silencio; ahí es donde yo he de aprender a estar atento. El instante en que se produce en mí una percepción y comprensión plena, y al decir plena quiero decir plenamente aceptada, es también aquel momento en que se produce en mí el silencio espontáneamente. También cuando, de repente veo un paisaje grandioso, se produce en mí una exclamación y un instante de silencio. Igualmente, cuando he escuchado una obra musical extraordinaria, si yo estoy realmente centrado, se producirá en mí un silencio.
 Todas estas prácticas que están a nuestro alcance. He aquí el modo de aprovechar esta enorme cantidad de agujeros que hay en nuestro mundo fenomenológico. También es posible que, a veces, en pleno movimiento, en plena acción, uno pueda captar de repente el vacío que hay detrás de todo lo que hemos estado sintiendo o haciendo. Tan sólo ocurre que uno no presta atención a esas impresiones que a veces tenemos, porque creemos que la importancia estriba solamente en lo que se mueve. Y la importancia que pueda tener cualquier cosa que se mueve ciertamente procede de eso que se mueve.
 También fuera de mí puedo ejercitar esa atención, cuando yo de vez en cuando contemplo las cosas de un modo objetivo, dándome cuenta de que todo se mueve, de que todo tiene vida. Entonces tal vez pueda intuir el silencio y el vacío que es el soporte y la raíz de toda esa vida y de todo eso que se mueve. Cuando yo estoy hablando de veras con alguien, cuando estamos interactuando el uno con el otro, estamos moviéndonos sobre un vacío, sobre un silencio, sobre un vacío y un silencio que nos incluye a ambos, que nos envuelve a ambos. Y esto, a veces, uno lo intuye. En el momento en que se ha dicho algo con sinceridad, en el momento en que hay una buena comprensión mutua, hay un instante en que se produce esa sensación como si el silencio adquiriera fuerza, cierta corporeidad, cierta presencia. Si aprendo a estar atento y presente a este silencio, tal vez pueda captarlo en ese momento. Hemos de aprender a sentir ese silencio, no fuera, sino también en nosotros.

Clases de silencio
 Hay muchos tipos de silencio. Hay un silencio que se produce o se registra en la mente, en la cabeza. Otro silencio se registra en el pecho, en el corazón. Hay un Silencio que se registra en el cuerpo como cuerpo. Hay un silencio que se percibe encima de mí. Hay un silencio que me rodea, que me envuelve. Hay un silencio que me penetra, que me llena.

Grados de silencio
 Hay muchos grados de silencio, pero, si queremos aprender esta predisposición, este trabajo, en la medida en que depende de nosotros, hemos de aprender a ir gradualmente hacia ese silencio. Primero, produciendo el silencio de lo que son estímulos externos: mientras yo esté viendo cosas, la televisión, mientras esté leyendo el periódico o escuchando la radio, mientras yo esté provocando estímulos en mi interior, es inevitable que se produzcan automáticamente respuestas. Y cuantos más estímulos yo permita que entren, de forma inevitable y automática más respuestas se producirán.
 Así, pues, la primera misión es tratar de reducir los estímulos externos a aquellos que son imprescindibles.
 En segundo lugar, producir silencio de palabras externas. Hablamos por inercia, por costumbre, por convicción, por prejuicio, por estar dormidos. Muy pocas veces hablamos para decir realmente algo. Yo creo que nosotros y la humanidad en general no perderíamos gran cosa si tuviéramos una mayor exigencia en el sentido de tener algo real que decir. Por lo menos, para la persona que quiere ayudarse a ese trabajo interior, esto es toda una consigna.
 En tercer lugar, producir silencio de las palabras internas. Las palabras internas son ese dichoso monólogo, diálogo, comedia, farsa, zarzuela y drama que está ocurriendo constantemente en nuestra mente: lo que yo me debo a mí, lo que me imagino que me dicen, lo que diría, lo que yo diré, lo que aparecerá, lo que ocurrirá. Todo ese fantástico espectáculo que está pasando por nuestra mente es precisamente lo que hemos de aprender a que no se produzca. ¿Cómo conseguir que no tenga lugar? Ese espectáculo ocurre justamente en la medida inversa de mi lucidez; cuanto más lúcido, menos se produce; cuanto más dormido, más producción.
 Hemos de conseguir el silencio de nuestro nivel emocional. Este silencio se produce automáticamente al reducir los estímulos externos y los internos. Porque la emoción no es otra cosa que una reacción automática, un contraste entre estímulos y modos internos que tenemos de pensar, de sentir, de querer.
 Luego, tratar de producir el silencio en los sentimientos. El silencio no es algo para pasarlo muy bien, o para sentir determinada exaltación de sentimiento, por muy elevado que sea el sentimiento. El silencio es esto, silencio. No se trata de algo especial. El silencio quiere decir que uno está más allá de todo el campo fenomenológico, más allá de las experiencias.
 Y, por último, tratar de que se produzca el silencio en las sensaciones.
 Fijémonos bien que hemos seguido un orden muy curioso: hemos partido de los estímulos externos, después hemos hablado de palabras externas y palabras internas. Luego hemos citado la emoción, los sentimientos y, por último, las sensaciones. Porque este es, más o menos, el orden que uno sigue cuando va centrándose, replegándose en su propio centro. Las sensaciones son lo último, y las ideas, el diálogo, son lo más externo, lo más periférico. Esto que nosotros creemos que es lo más elevado, lo más importante, resulta que es lo más periférico. Por otra parte, esto ya deberíamos saberlo, porque es suficiente con que tengamos un poco de fiebre, o cualquier proceso patológico, para que, de inmediato, esa cosa tan elevada y tan buena que nosotros consideramos que son nuestras ideas desaparezca. Es decir, que hay que producir el silencio del mundo exterior, el silencio del mundo en mí y el silencio del yo.
 Ya sé que esto suena como algo negativo. Estamos hablando de un medio, no para vivir siempre, sino de un medio particular para descubrir algo nuevo. Esto que hemos dicho lo mismo se puede aplicar a una persona que quiere vivir en una consigna permanente o progresiva de silencio, como para una sesión de silencio o de aquietamiento interior.
 Ahora bien; el silencio es revelador, es transformador. El silencio desencadena en nosotros un discernimiento formidable, provoca en nosotros unas energías maravillosas, unas experiencias únicas. Pero al silencio hay que ir con cuidado, porque puede ser peligroso.

Normas y sugerencias
 Lo primero que hemos de tener como consigna es que el silencio hay que vivirlo de un modo consciente, lúcido. El silencio no es una aniquilación de la conciencia, el silencio es sólo una disolución o una trascendencia de la conciencia fenoménica; pero implica, de un modo fundamental, la noción de identidad de mí mismo en cada instante. Porque esa noción última que tengo de identidad de mí mismo, la única raíz de verdad suprema, es lo único que me está conectando con la realidad, que está conectando mi conciencia con la realidad. Y si yo dejo que se escape ese hilo de realidad que se expresa en mí, esa noción íntima de identidad que tengo de mí, entonces, si se disuelve mi conciencia, el silencio se convierte en una experiencia disolvente, negativa, peligrosa, en la que yo quedo abierto y receptivo, a merced de cualquier fuerza que ande suelta por ahí. Por eso, este requisito de mantener una conciencia clara de uno mismo es fundamental. Aunque también es cierto que cuando uno consigue estar en estados más profundos, esta conciencia de identidad, aunque se mantiene, cambia mucho respecto a la que yo pueda tener en la vida externa. Sin embargo, sigue siendo una conciencia de identidad que me permite manejarme dentro de la situación, que me permite entregarme o renunciar, avanzar o retroceder, en el camino de la experiencia del silencio, o del descubrimiento, o de la realización. Y, en el fondo, esta realización no será nada más que la culminación de este hilo de identidad de uno mismo que se abre y se transforma en torrente y en océano.
 Otro requisito para que el silencio sea positivo es que exista una polaridad habitual de la mente, del corazón, de la voluntad, de la persona, consagradas a la búsqueda de lo real, sea cual sea el nombre que le demos a esa búsqueda de lo real. Pero que toda persona esté polarizada hacia eso más auténtico y superior. Esa polarización y esa lucidez de la que hablábamos antes son las dos salvaguardias en el trabajo de interiorización, esto es lo que permite que el silencio sea una experiencia transformante, y no aniquilante.
 Otra condición que se necesita para que el silencio sea un trabajo progresivo es la humildad. Seguramente sonará extraño que, de repente, en este libro yo me ponga a hablar de una virtud, porque el lector se habrá dado cuenta que no estoy acostumbrado a utilizar conceptos morales. Bien. Yo la llamaría humildad, porque Humildad es el nombre que más le cuadra. Pero se podría decir también sencillez, sinceridad. Si yo no vivo con sencillez, con simplicidad, es imposible que se produzca en mí el silencio, y es imposible que, si por un instante, yo vivo algo de silencio, yo pueda penetrar en el o pueda permitir que él penetre en mí. Porque para permitir que el silencio me penetre, o para penetrar yo en él, es preciso que yo no me esté confundiendo con mis valores, con mi importancia, con mis cualidades y mi actitud. En el momento en que yo tengo una crispación, una avidez, una proyección hacia determinadas cualidades, esa misma proyección que me sujeta a algo fenoménico me incapacita totalmente para esta receptividad, para este dejarlo todo, para penetrar en el vacío o para dejarme penetrar por el vacío. La humildad, la sencillez, quiere decir que hay algo que yo considero más importante que la noción que tengo de mí, algo que merece que yo esté receptivo a ello. Y si no hay en m esta sencillez, yo no podré valorar, y, si no puedo valorar, no puedo entender, ni recibir, ni aceptar. Por esto, la simplicidad, la sencillez, es una clave mágica que permite entrar, penetrar, descubrir, realizar.
 Hemos dicho que el silencio es otra dimensión. Y por el hecho de que es otra dimensión nada tiene que ver con ninguna acción o con ninguna noción, nada tiene que ver con una u otra cosa, con ningún fenómeno. Aunque el silencio sea la raíz de todo, no es una cosa entre las cosas. El silencio es lo que está detrás de todas las cosas, de todos los fenómenos. Por lo tanto, no tiene ninguna conexión entre fenómeno y fenómeno, entre uno y otro. Lo cual quiere decir que no hay ninguna incompatibilidad en que uno pueda vivir, a la vez, el silencio y la acción. Precisamente porque son dos dimensiones distintas.
 Y, no obstante esto, al principio parece imposible. Al principio se está comprendiendo el silencio como ausencia de fenómenos, como alejamientos de nuestra identificación con las cosas, con el pensar, con el sentir, con el hacer. Esto es cierto como camino, como aprendizaje, ya que, dado que nosotros estamos partiendo de nuestra identificación exclusiva con los fenómenos, hemos de soltar esa identificación para poder descubrir algo nuevo. Pero no porque el fenómeno sea incompatible con el silencio. Ahora, como estoy totalmente absorbido por lo que se mueve, no puedo percibir lo que hay detrás de lo que se mueve. Es lo mismo que me ocurre cuando estoy en el cine: al estar absorbido por las imágenes que se mueven en la pantalla, no puedo ser consciente de la pantalla. Por este motivo tengo que hacer un silencio antes de empezar a mirar las imágenes para darme cuenta de que ahí está la pantalla. Mientras haya un monigote que se mueve, veo el monigote y no la pantalla. Mi identificación con la forma y con lo que expresa esa forma para mí me impide tomar conciencia del soporte de este movimiento. No obstante, podríamos tener conciencia simultánea de la imagen y de la pantalla.
 Cuando se abre al silencio uno descubre que no sólo existe silencio en esas intermitencias, en esos espacios huecos de los que hemos hablado, sino que el silencio es una realidad permanente, es lo Único Permanente. El silencio está coexistiendo detrás de todo lo que existe, de todo lo que se mueve, de todo lo que aparece. Yo puedo tener una conciencia simultánea del silencio y de todo lo que está ocurriendo en mí, y fuera de mí; no son dos cosas incompatibles. Puedo aprender a vivir en silencio y, al mismo tiempo, activamente. Y este es un grado de realización muy apreciado. Yo vivo en silencio, pero la vida sigue expresándose completamente en mí, en mi cuerpo, en mi inteligencia, en mi afectividad. Yo estoy siendo consciente de lo que hay detrás de eso que se está moviendo, de esa realidad que es la base, el soporte sobre la cual se mueve y existe todo.
 Más adelante, cuando uno aprende a vivir en silencio se produce un nuevo grado de realización: uno aprende a vivir del silencio, uno aprende a vivir las cosas que vive como procedentes de este silencio. El silencio es la raíz, es la causa, es la matriz, es donde está la verdadera significación, es el verdadero sentido de lo que aquí ocurre, el verdadero argumento. Todo lo que aquí ocurre son solamente señales, símbolos de una realidad que subsiste detrás de todo esto. Vivir el silencio quiere decir tomar conciencia de esa verdad que ya existe y que es la que hace que se vayan expresando las cosas, en cada momento, de un modo y no de otro. Es la razón de ser actual, es el modelo de todo cuanto sucede en mí y fuera de mí.
 Cuando uno puede tener una experiencia de vivir este silencio, entonces llega a esta realización de que la realidad del silencio y todo cuanto está existiendo es exactamente lo mismo, que todo lo que existe es lo mismo que lo que no existe, que todo lo que aparece es idéntico a lo que no aparece, que una cosa y la otra son el anverso y el reverso de una sola realidad, realidad manifestada, realidad manifestante, pero siempre la misma y única realidad.

Preguntas:

-No comprendo bien esto último que ha dicho.
R. -Sí. Utilizamos aquí la paradoja, porque es la única forma de señalar algo real. Es decir, cuando digo lo que existe quiero decir lo que nosotros percibimos en existencia. Pero como esto que existe tiene su razón de ser, su base, su fuente en lo que está detrás, que no tiene existencia aparente, por eso digo que todo lo que existe es igual a lo que no existe, a lo que no aparece, que no es existente.

-¿Se puede resumir el silencio en el estar atento?

R.-Sí, si añadimos: estar atentos, incluso cuando nos parece que no hay nada para estar atentos, cuando vivamos la situación real de un instante en que no hay simplemente nada.

-¿El estar en silencio es un contacto con lo superior?

R. -Sí, porque sólo se puede estar en contacto con lo superior cuando se deja de estar en contacto con lo inferior. Y este dejar de identificarse es el silencio de lo Inferior.
 
Del libro de Antonio Blay
Caminos de autorrealización. (Yoga Superior)
Tomo III"
La integración con la realidad exterior

sábado, 30 de julio de 2011

INTERPRETANDO LAS SEÑALES



Queridos soñadores. Hoy vamos a hablar de nuestras experiencias en la vida de vigilia y de las señales que nos envía constantemente y que en ocasiones nos cuesta tanto interpretar. ¿Quién nos se ha preguntado alguna vez porqué pierde siempre las llaves?, o ¿porqué atrae una y otra vez a gente que la critica?, o ¿Cuál es el misterio que encierra el que siempre le toque el jefe más "borde o cenutrio" de todas las empresas en las que trabaja?
 En un primer nivel, esas circunstancias que se repiten una y otra vez encierran mensajes de gran importancia para nosotros. Hay dos maneras de aprender:
 1.- Vivir la vida inconscientemente sin tener una meta definida y probando todo lo que se nos ofrece para experimentar. Como atraemos lo que somos, si no somos conscientes de lo que hay en nuestro interior, nuestros miedos, angustias, asignaturas pendientes, bloqueos, atraeremos más de lo mismo para tener la oportunidad de superarlo. Como consecuencia de la inconsciencia de mis procesos interiores, dejo que mi ego reaccione de nuevo de la forma en que estoy programada a reaccionar gracias a las "enecientas" veces que lo he hecho antes, influenciada en parte por las mismas "enecientas" que se lo he visto hacer a mis padres, más las mías propias o de la gente de mi entorno. Me enfrento a una prueba, reacciono de manera automática, meto la pata, me duele, salgo del hoyo y, con un poco de suerte, prometo no meterme en una circunstancia parecida otra para la próxima vez. Salgo de la prueba con heridas que, si no se curan adecuadamente, pasan al "saco de los asuntos pendientes" que van engrosando ese pesado traje de "la vida es un valle de lágrimas
  2.- Mi favorita, aprender sin dolor ¿es eso posible? Pues si, con un poco de entrenamiento y práctica diaria es un método que con el tiempo se convierte en infalible en la medida en que cada uno se lo trabaje para si mismo. Para vivir según esta segunda opción se necesita adquirir conciencia, ¡pero he aquí que para eso se debe salir de la inconsciencia! Einstein planteó la cuestión de una manera magistral. Sostenía que no se puede resolver un problema con la misma mente que la planteó, sino por una superior, y esa, la tenemos todos, aunque haya primero que despertarla de su letargo. Era famoso por sus "siestas" en las que aprovechaba el sueño hipnagógico de los primeros 10 minutos del ciclo del sueño en los que ambos hemisferios cerebrales están en comunicación directa, para resolver cuestiones que anteriormente se había preparado o "incubado". En este caso, para salir de la inconsciencia, no hay nada como establecer el contacto con el Yo Superior que mora en el interior de cada uno de nosotros, y dejar que él guíe nuestros pasos. Uno de los ejercicios que más estimula su aparición es la interpretación simbólica de los sueños y de la vida de vigilia. La vigilia y sus señales son de lo que hablaremos hoy. Vivir conscientemente nos permite interpretar o ver las señales que nos envía el universo antes que los efectos de cualquier circunstancia lleguen a materializarse. Si me enfrento a una prueba y leo sobre la marcha las advertencias que me guiña el universo, ya no reacciono automáticamente, sino que lo veo venir, lo interpreto y tomo una decisión según el mensaje que la señal me envía. Si realizo el proceso correctamente no caigo en el hoyo, sino que lo rodeo y sigo mi camino ahorrándome la metedura de pata, el dolor, la venda, y por supuesto el capítulo del "saco de los asuntos pendientes" y lo del "valle de lágrimas". La diferencia es abismal, porque el mundo se convierte en un mapa de señales, la vida en una aventura que descubrir a cada minuto, y nosotros en descubridores a lo "Indiana Jones" de las grandes joyas que nuestro mundo interno atesora para nosotros. Sólo hemos de buscarlas y compartirlas con el mundo.
 La clave para hallar una conexión entre el acontecimiento y nuestro mundo interior está en la relación existente entre conciencia y materia. Como muchas religiones explican, en un principio sólo existía espíritu in manifestado. Éste se proyectó en dos naturalezas: La masculina (la conciencia, la idea, el aspecto subjetivo del espíritu) y la femenina (la materia, la experiencia, el aspecto objetivo). Toda materia manifestada ya en el plano físico (naturaleza objetiva) tiene una idea que lo sustenta (naturaleza subjetiva). Si no nos gusta el efecto sólo hay que buscar la idea inicial que lo creó y modificarla en el origen, es decir, en le mente, y mantenerla el tiempo suficiente para que se manifieste como materia en el plano físico. Lamento no recordar el autor de un magnífico libro que leí, en el que un sabio, creo recordar de la india, relataba como en sus viajes por otras dimensiones o planos de conciencia, podía ver éstos llenos de formas mentales de novios, lavadoras, coches o casas que los humanos que habían deseado, pero no alimentado lo suficiente como para que se hicieran realidad.
 El asunto más dificultoso es la lectura de las señales ¿cómo puedo saber que lo interpreto correctamente? Es algo largo de explicar aquí, pero los resultados hablan por si solos. Pongamos un ejemplo:
 Si una mujer pierde o le roban la cartera:
 a).- ¿qué es una cartera? Donde se guardan los documentos de identidad y el dinero (energía). Puede ser que en alguna faceta de su vida no se dé cuenta de que está perdiendo su identidad, que ya no sepa quién es ni que desea de la vida.
 b).- Si la cartera es irrecuperable ¿a que le obliga esa circunstancia? A dar de baja las tarjetas, a comprarse cartera, sacarse de nuevo todos los permisos y carnets y a tener más cuidado la próxima vez. Es decir, que la persona se verá obligada a dar de baja su antigua manera de vivir, a cambiar de actitud, a adquirir una nueva identidad, una nueva manera de comportarse y a cuidarse más en el futuro.....una nueva vida!
 c).- Si alguien le encuentra la cartera, el asunto no es tan grave para la personalidad de nuestra protagonista. Su cambio no es tan drástico, sólo tendrá que hacer algunos ajustes para no perder su identidad. ¿Quién es la persona que se la encuentra? Porque el modelo de persona que representa la que lo encontró es el modelo de conducta que tiene que adquirir para recuperar su ser de nuevo. Si es su amiga Pepa quien se la encuentra, las virtudes de su amiga, que son reflejo de las suyas propias, son las que le ayudarán a centrar su objetivo de vida, a encontrarse a ella misma de nuevo. No tiene más que describir en un papel a Pepa en su mejor faceta (porque en este caso le ha ayudado) y verse reflejada en ella, seguir su manera de pensar y de actuar y salir de su problema.
 La próxima vez que os encontréis en cualquier circunstancia que os llame la atención, paraos y reflexionad. Preguntaros ¿qué me quiere decir esta situación? ¿Qué significan los símbolos que están en juego? ¿A que me obliga la situación? No os olvidéis, que las circunstancias que rodean cualquier acontecimiento en la vida de vigilia están ahí para darnos lectura de nuestro interior, y que nos obligan a tomar decisiones y a aprender cosas necesarias para nuestra evolución.

Fuente: Beatriz F. del Castillo
Autora de "La clave está en tus sueños",  Ed. Edaf.  2006

domingo, 17 de julio de 2011

COMPARTIR EL SUFRIMIENTO


Para ayudar a quien está sufriendo generalmente basta con escuchar. No es necesario nada más. Sólo abrir nuestro ser de modo que quien sufre pueda compartir su dolor. Al cultivar el escuchar estamos desarrollando el verdadero sentido de la de la compasión.

En la cultura occidental, es común guardar el dolor para nosotros mismos. Cuanto mayor es el sufrimiento, más tendemos a aislarnos. Nos han enseñado a hacerlo de ese modo, a soportar el dolor en privado, a mantenerlo adentro y a continuar con nuestras vidas. Y aquellos que no hemos sufrido directamente el trauma actuamos a menudo de manera que mantenemos a los que sufren en silencio. No deseamos oír sus historias porque no sabríamos qué decir. Cuando otros expresan su dolor, su pena, su pérdida, su desesperación, sentimos que debemos repararla de alguna manera o hacer que ésta desaparezca. Creemos que debemos responder con una solución, creemos que no basta con sólo escuchar.

Estas son las cargas culturales de la formación en la sociedad occidental. Deseamos conseguir que la vida sea dócil y cómoda, tener constantemente una vida que mejore. Si algo anda mal, lo internalizamos como nuestra culpa. Cuando alguien comparte sus aflicciones, pensamos que tenemos que arreglarlas. Hemos perdido los procesos y los ritos mediante los cuales la gente se entristece en comunidad, en que nos reunimos, no para cambiar la vida sino que simplemente para experimentarla. Hemos olvidado cómo caminar por la vida juntos, con sus grandes ciclos de oscuridad y caos seguidos por el renacimiento y la luz.

No socorremos a otros siendo silenciosos. La trágica ironía es que causamos más dolor en aquellos que estamos intentando amparar. Aquellos padres que permanecen silenciosos ante el sufrimiento, con el fin de proteger a sus niños, terminan provocando profundas cicatrices emocionales en sus hijos. Durante la investigación hecha sobre la segunda generación de los sobrevivientes del holocausto - los hijos de quienes sobrevivieron a los campos de concentración - el efecto del silencio se hizo evidente. Cuando los padres habían protegido a sus niños y nunca les habían dicho los detalles del horror que habían experimentado, los niños crecieron con depresión y, en algunos casos, terminaron por suicidarse. Los niños conocen los secretos de sus padres. Intuyen que algo muy importante no se está compartiendo. No tienen medios para interpretar la sensación de que algo anda terriblemente mal. Así pues, como niños que son, asumen la responsabilidad de estas malas sensaciones. Cuando maduran, esta autocondena se manifiesta como depresión y, en ocasiones, como autodestrucción. El antídoto para estos niños es oír las historias, romper el silencio. Si son adultos y sus padres han muerto, necesitan oír las historias de otros sobrevivientes de la generación de sus padres.

Hay otras razones por las que debemos encontrar maneras de romper el silencio. Cuando la gente cuenta sus historias, son capaces de sanarse a sí mismos. El acto de contar nuestra historia, así como sentir que nos están escuchando, es una de las formas más elementales de sanción.

Una joven sudafricana nos dio una lección profunda sobre el escuchar. Ella se sentó en un círculo compuesto por mujeres de muchas naciones y cada mujer tenía la oportunidad de contar una historia de su vida. Cuando le tocó a ella, comenzó a balbucear una historia de verdadero horror, acerca de cómo ella había encontrado a sus abuelos asesinados en su aldea.

Muchas de las mujeres eran occidentales y, en la presencia de tal dolor, desearon por instinto hacer algo. Desearon reparar, mejorar, hacer algo para remover el dolor de aquella tragedia de una vida tan joven. La joven sentía su compasión pero también los sentía cerrándose. Ella puso las manos hacia arriba, como para rechazarles los deseos de ayudar. Dijo: "no necesito que me mejoren. Sólo necesito que me escuchen".

Eso es todo lo que necesitamos hacer: escuchar. No juzgar, ni recomendar, ni reparar. Sólo escuchar, conocer el dolor, manteniendo nuestros corazones abiertos. Parker Palmer lo dijo maravillosamente: "el alma no necesita ser reparada o ser protegida. Necesita ser recibida".

¿Qué podemos hacer para acoger a quienes estén sufriendo entre nosotros? ¿Cómo podemos hacer para invitarlos a que nos cuenten sus historias y nos revelen su dolor? Aquí hay sólo algunas sugerencias:

Podemos estar seguros que eventos gatillantes, como el primer aniversario de una tragedia, haga resurgir profundas emociones. Podemos cerciorarnos de estar disponibles para esos aniversarios y ofrecernos como compañeros silenciosos, dispuestos a escuchar.

Podemos compartir nuestra propia vulnerabilidad como forma de preparar otros para compartir la suya.

Si alguien comienza a contar su historia, podemos abstenernos de emitir comentarios, de aconsejar, o de interrumpirlos. Podemos ejercitar la disciplina del buen escuchar y la fe en que eso es suficiente para sanar. No ayuda decirle "sé exactamente lo que sientes" o " también tuve esa experiencia una vez". La disciplina consiste sólo en sentarse allí, con nuestros corazones abiertos, absorbiendo su historia en nuestro ser.

Ayuda el visualizar la historia como alguien que está allí entre nosotros. La historia es cuál es, no requiere comentarios o de interpretación.

Al concluir la historia, podemos expresar nuestra gratitud por haberla compartido. Y podemos ofrecernos para escuchar de nuevo otra historia que necesite ser contada.

Si podemos ser buenos oyentes, descubriremos que es posible que la gente se sane a sí misma. Durante las audiencias de la Comisión de Verdad y Reconciliación en Sudáfrica, muchos de los que los atestiguaron las atrocidades que habían soportado durante el apartheid señalaron haber sido sanados por su propio testimonio porque sabían que la nación escuchaba.

Un joven que quedó ciego cuando un policía le disparó en la cara a corta distancia dijo: "siento que lo que me ha devuelto la vista ha sido venir aquí y contar mi historia. Siento que lo que me ha estado haciendo daño todo este tiempo es el hecho de que no podía contarla. Pero ahora siento como si hubiera recuperado la vista por el sólo hecho de haber venido aquí y relatarla".

Ojalá rompamos el silencio de modo que aquellos más lastimados puedan sanar.

Margaret Wheatley

LA CAJA





Dos hombres en una caja Discuten sobre la posible existencia, o no, de un mundo mejor.

Charla de motivación de Viktor Frankl en Auschwitz



Extracto de la charla de motivación impartida por el psiquiatra Viktor Frankl en un barracón del campo de exterminio nazi de Auschwitz bajo condiciones extremas.

sábado, 9 de julio de 2011

IN MEMORIAM FACUNDO CABRAL (1937-2011)



Mensaje de Facundo Cabral

Como los budistas, sé que la palabra no es el hecho,
si digo "manzana" no es la maravilla innombrable que
enamora el verano, Si digo "árbol", apenas
me acerco a lo que saben las aves; el caballo siempre
fue y será lo que es sin saber que así lo nombro.

Sé que la palabra no es el hecho, pero sí se que un
día mi padre bajó de la montaña y dijo unas palabras
al oído de mi madre, y la incendió de tal manera que
hasta aquí he llegado yo, continuando el poema que mi
padre comenzó con algunas palabras.

Nacemos para encontrarnos (la vida es el arte del
encuentro), encontrarnos para confirmar que la
humanidad es una sola familia y que habitamos un
país llamado Tierra. Somos hijos del amor, por lo
tanto nacemos para la felicidad (fuera de la felicidad
son todos pretextos), y debemos ser felices también
por nuestros hijos, porque no hay nada mejor que
recordar padres felices.

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la
Tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de
tiempo. Además, el universo siempre está dispuesto
a complacernos, por eso estamos rodeados de buenas
noticias. Cada mañana es una buena noticia. Cada niño
que nace es una buena noticia, cada cantor es una
buena noticia, porque cada cantor es un soldado menos,
por eso hay que cuidarse del que no canta porque algo
esconde.

Eso lo aprendí de mi madre que fue la primera buena
noticia que conocí.

Se llamaba Sara y nunca pudo ser inteligente porque
cada vez que estaba por aprender algo llegaba la
felicidad y la distraía, nunca usó agenda porque
sólo hacía lo que amaba, y eso se lo recordaba el
corazón.Se dedicó a vivir y no le quedaba tiempo para
hacer otra cosa.

De mi madre también aprendí que nunca es tarde, que
siempre se puede empezar de nuevo, ahora mismo, le
puedes decir basta a la mujer (o al hombre) que ya
no amas, al trabajo que odias, a las cosas que te
encadenan a la tarjeta de crédito, a los noticieros que
te envenenan desde la mañana, a los que quieren
dirigir tu vida, ahora mismo le puedes decir "basta"
al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.

Me he transformado en un hombre libre (como debe ser),
es decir que mi vida se ha transformado en una fiesta
que vivo, en todo el mundo, desde la austeridad del
frío patagónico a la lujuria del Caribe, desde la
lúcida locura de Manhattan al misterio que enriquece a
la India, donde la Madre Teresa sabe que debemos dar
hasta que duela.

Caminando comprobé que nos vamos encontrando con el
otro, lenta, misteriosa, sensualmente, porque lo que
teje esta red revolucionaria es la poesía. Ella nos
lleva de la mano y debajo de la luna, hasta los
últimos rincones del mundo, donde nos espera el
compinche, uno más, el que continúa la línea que será
un círculo que abarcará el planeta. Esta es la
revolución fundamental, el revolucionarse
instantáneamente para armonizar con la vida,
que es cambio permanente, por eso nos vamos
encontrando fatalmente para iluminar cada rincón.

Que nada te distraiga de ti mismo, debes estar atento
porque todavía no gozaste la más grande alegría ni
sufriste el más grande dolor. Vacía la copa cada noche
para que Dios te la llene de agua nueva en el nuevo día.

Vive de instante en instante porque eso es la vida. Me
costó 57 años llegar hasta aquí, ¿cómo no gozar y
respetar este momento?
Se gana y se pierde, se sube y se baja, se nace y se
muere. Y si la historia es tan simple, ¿por qué te preocupas tanto?.

No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de
la Tierra. En la tranquilidad hay salud, como plenitud
dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate,
recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la
eternidad, borra el pasado para no repetirlo, para no
abandonar como tu padre, para no desanimarte como tu
madre, para no tratarte como te trataron ellos, pero
no los culpes porque nadie puede enseñar lo que no
sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas.

Si estás atento al presente, el pasado no te
distraerá, entonces serás siempre nuevo. Tienes el
poder para ser libre en este mismo momento, el
poder está siempre en el presente porque toda la vida
está en cada instante, pero no digas "no puedo" ni en
broma porque el inconsciente no tiene sentido
de humor, lo tomará en serio y te lo recordará cada
vez que lo intentes.

Si quieres recuperar la salud abandona la crítica, el
resentimiento y la culpa, responsables de nuestras
enfermedades.

Perdona a todos y perdónate, no hay liberación más
grande que el perdón, no hay nada como vivir sin
enemigos. Nada peor para la cabeza y por lo tanto
para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el sentimiento
y la crítica que te hace juez (agotadora y vana tarea)
y cómplice de lo que te disgusta.

Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de
nuestra vida, es distraerse de ella.

El bien y el mal viven dentro de ti, alimenta más al
bien para que sea el vencedor cada vez que tengan que
enfrentarse. Lo que llamamos problemas son lecciones,
por eso nada de lo que nos sucede es en vano.

No te quejes, recuerda que naciste desnudo, entonces
ese pantalón y esa camisa que llevas ya son ganancia.
Cuida el presente porque en él vivirás el resto de tu
vida. Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe
ser será, y sucederá naturalmente.

Facundo Cabral

Símbolo de la paz y la libertad con su música de trovador, el cantautor argentino Facundo Cabral ha muerto de la forma que menos merecía: asesinado a tiros por unos sicarios. Acababa de terminar una gira en Guatemala y se dirigía hoy hacia el aeropuerto internacional de La Aurora, en el sur de Ciudad de Guatemala, cuando un grupo de desconocidos le ha acribillado dentro de la furgoneta en la que viajaba con el empresario nicaragüense Henry Fariña.

lunes, 4 de julio de 2011

A QUE FAMILIA DE ALMAS PERTENECES?



Deja simplemente que la vibración de las palabras resuenen en tú interior y observa el movimiento de tu alma mientras lees esto. No te identifiques con la profesión que has escogido o con la actividad emprendida hasta ahora, sino con aquello que mueve... y conmueve al alma. Formamos parte de una única familia y no de varias. Según la posición que ocupemos en su seno nos puede parecer que participamos en todas..No juzgues esta sensación, solo pertenecemos a una aunque todas las familias se conocen y se comunican entre sí en el más allá y también en el mas acá a pesar de las personalidades de cada uno. Deja vibrar tu alma ¡¡¡¡¡¡ . FAMILIA DE LOS MAESTROS Actualmente existe en el planeta Tierra una familia que nosotros llamamos la de los maestros. En su seno residen, entre otros, los Maestros Ascendidos. El objetivo de la existencia de estas almas es iniciar el movimiento. Cuando se encarnan y la personalidad asegura la transparencia, se convierten en dirigentes, en iniciadores de algún movimiento, ya sea en la luz o en las tinieblas.¿Suscita eso alguna reacción en ti? El juicio no existe en el más allá. Vuestra alma es libre en todo momento. A través del filtro terrestre, podéis optar por el amor y la luz. Tenéis igualmente la posibilidad de uniros al desamor y a la destrucción; vuestra identidad se pondrá al servicio de vuestra elección. En ambos casos, os continuara habitando la llama divina.La luz no desaparece extrañada por la decisión porque como la Fuente, es incondicional. Os acompañara hasta que transforméis esa elección. Sois libres y en esta libertad consiste vuestra iniciación. La vibración que lleva consigo las almas que eligen encarnarse en el seno de esta familia es la de iniciar el movimiento. Ahora bien, en la densidad de la encarnación tal vez el alma no deje de pedir "por favor, permíteme iniciar el movimiento" y tope con la resistencia de la personalidad hasta los cincuenta y cuatro años, y sea entonces cuando suelte uno amarras y decida responder a la visión interior iniciando un movimiento; la forma que adopte ese movimiento no tiene ninguna importancia. Todo ello esta exento de juicio.Para estas almas, una de las pruebas de la encarnación es el ego y las distorsiones posibles de su condición de maestros: la atracción por el poder, por la manipulación. Porque el maestro es aquel que dirige, que transmite, que muestra el camino, que debe iniciar el movimiento a partir del amor y sobre todo de la humildad.El maestro no necesita de ningún titulo porque sabe que lo es y por naturaleza, en todas las células de su envoltura física es maestro no solo con respecto a su vida sino con respecto a todo lo que toca, lo cual comporta una gran responsabilidad.Algunos pueden vivirlo como un peso, otros pueden rechazarlo, no respetar esa energía y distorsionarla con sus actos. A estas almas, la encarnación les exige comprometerse. El alma sabe a que familia pertenece, conoce su naturaleza y su identidad. Si la personalidad decide errar, ¡el alma obligara al compromiso! La fuerza que la anima en la encarnación puede hacerlo saltar todo por los aires, derrocar todas las estructuras para favorecer el alineamiento total.La fuerza del maestro se expresa tanto en el hacer como en el no hacer. Si se mantiene en su centro, si conserva la serenidad, su impacto es mucho mayor, ya que la fuerza vibratoria que había en su alma es tal que bastaría con que pronunciara una sola palabra en toda su vida, en el momento adecuado, para cumplir su misión. Así es el maestro, el que inicia el camino. . LA FAMILIA DE LOS SANADORES Existe una gran e importante familia que engloba a muchas almas. Cuenta con muchos núcleos y se ha escindido para formar otras familias. Se trata de la familia de los sanadores. Las almas que la componen transmiten el fluido de la sanación y la prodigan de todas las manera posibles. Estas almas han recibido muchas iniciaciones en sus manos, su corazón y su conciencia. La energía de la sanación impregna todas sus células. NO deben buscarla en el vecino ni en cualquier pócima mágica, pues vive en su interior. Algunas técnicas la amplifican, y las iniciaciones recibidas aumentan la expansión y la transmisión de ese fluido. Los miembros de esta familia no solo lo contienen sino que también lo canalizan y lo esparcen. Este fluido es operativo aunque no hagan nada; ahora bien, este don se intensifica cuando se es consciente de él. ¡Es urgente, pues, que las almas que forman parte de esta familia abran los ojos a esa realidad! En ocasiones, los sanadores que se acercan a nosotros con las manos en los bolsillos obtienen respuestas algo irónicas a sus preguntas. ¡Menudos sanadores, con las manos en los bolsillos! ¡Que despilfarro!Cuando estas almas colocan descuidadamente la mano sobre un amigo o una planta, por ejemplo, el fluido de la sanación circula y surte efecto. Ya podrían argüir todas las razones del mundo para bloquearlo que, a pesar de todo, activarían la sanación.Es muy fácil reconocer a sus componentes, porque todos se resisten a la sanación. Corre por sus venas, pero su mayor dificultad consiste en reconocerla; creen que deberían buscarla en el exterior y les parece que el otro es mucho mejor sanador que ellos. Una de las pruebas que acechan a las almas encarnadas de esta familia es el ego, el ego inflado o desinflado del sanador. O se subestiman o se sobreestiman. El fluido de la sanación es muy potente y esto puede constituir un riesgo. Gracias a este fluido, sus almas vibran y son muy poderosas, y a la personalidad le resulta fácil aprovecharse de ello. No obstante, no son victimas de nada ni de nadie, pues esto forma parte de su aprendizaje en la encarnación. Estas almas no solo sanan a los seres humanos, sino también a las plantas, los animales, los objetos que suponéis inanimados. .¡Sanan todo lo que tocan! Son las depositarias del fluido de la sanación.Muchos sanadores padecen enfermedades por el hecho de no reconocer este fluido. ¡En casa del herrero, cuchara de palo! Es necesario que estas almas reconozcan y asuman su realidad, porque cuanto mas soslayen esta cuestión, mas enfermedades tenderán a generar. Resistirse a este fluido provoca bloqueos que en la encarnación se manifiestan en forma de desequilibrios físicos ¿Por que es tan importante esta familia? Se ve que muchas de las chispas divinas que nacen de la Fuente y revisten la identidad del alma se dirigen hacia la familia de los sanadores y que muchas almas de esta familia han elegido encarnarse en este nuevo milenio.¿Por qué motivo? Fácil de adivinar, ¿verdad? ¿No será que el planeta necesita ayuda? . LA FAMILIA DE LOS GUERREROS SANADORES Estas almas, como todas las demás, han nacido de la Fuente. Escogieron la familia de los sanadores y , cuando se produjo una escisión en el seno de esta familia, su identidad se sintió intensamente llamada a reagruparse con otras almas para crear una familia responsable de la protección del fluido de la sanación del universo de las almas y en el resto de los universos planetarios. Se convirtieron así en guerreros sanadores y fortalecieron su identidad. Se encargan, en cierta medida, del alineamiento de la sanación allí donde estén, ya sea en el universo de las almas o en el de la Tierra, Mercurio o Arturo. Ahí donde se encarnan alinean el fluido de la sanación, lo protegen y lo defienden de cualquier ataque de energía incompatible. Actúan allí donde ese fluido no puede penetrar. Tienen un gran sentido de la responsabilidad y es preciso que vayan con cuidado porque suelen acumular mucho peso en sus hombros y pueden caer fácilmente en la tentación de salvar a todo el mundo. Esta es una de las pruebas de su encarnación. Necesitan buenas bases y son capaces de materializarlas. Utilizan símbolos específicos, anillos o collares con un significado determinado, por ejemplo. Se rigen por un código común y les disgusta llevar tatuajes. Son muy sólidas porque han recibido una iniciación de la familia de los guerreros con la finalidad de reforzar su condición de guerreros, de guerreros al servicio de la sanación.Los guerreros sanadores son los protectores del fluido de la sanación en el universo. Están presentes y actúan ahí donde se distorsiona la utilización de este fluido, ya sea en el mas allá o en el mas acá. Estas almas velan por que el fluido sea canalizado en su máxima pureza: la energía del amor. . LA FAMILIA DE LOS CHAMANES De la familia de los guerreros surge también la de los chamanes, que está todavía en fase de evolución; no está estabilidazada del todo porque aún existe la posibilidad de una nueva división. Estas almas han decidió entre otras cosas, acompañar al fluido del chamanismo en el planeta Tierra. Se dedican continuamente a equilibrar los fluidos del planeta con los fluidos interplanetarios. No se encarnan necesaria y exclusivamente en el pueblo amerindio: el chaman puede ser ruso o yugoslavo o chino. En el más allá los credos brillan por su ausencia. El chaman es la vibración propia del alma, y su misión es ayudar a que el planeta y todos sus elementos sanen y alineen sus vibraciones.Estas almas son transmisoras del fluido de la transformació n. Son capaces de transformar la envoltura física, de trasmutar los órganos internos y sus cristalizaciones o las plantas para extraer sus propiedades, siempre al servicio del fluido de la sanación.Como su familia de origen es la de los guerreros es normal que incorporen este fluido y hagan uso de él para transformar y transmutar la energía del planeta. Las almas de esta familia son numerosas y pueden reconocerse y conversar telepáticamente entre si. Necesitan enraizarse en lugares precisos para activar desde ahí, la sanación en el planeta Tierra. Si supieran utilizar plenamente la identidad de su alma, prescindiendo de todo juicio, podrían desplazarse a través del tiempo y el espacio con el cuerpo físico. Podrían por ejemplo, materializarse en el desierto de Nevada para reunirse con otros chamanes. Disponen de esta facultad de transformació n y de transmutación en la densidad para servir al fluido de sanación y al chamanismo.Una de las dificultades con las que topan durante su encarnación es la de quedar absorbidos por la fisicalidad, abrumados por su peso. No nos referimos físico sino a la opacidad personal. Corren el riesgo de olvidar que arde en ellos el fuego de la transmutación, de olvidar quienes son pasando por alto el fluido de sanación que las caracteriza, su naturaleza guerrera y su capacidad de transformación. Estas almas se valen de rituales y símbolos sin saberlo siquiera. Es urgente que sean conscientes de las señales que pueblan su camino y que muestren más respeto por los elementos que les rodean: el agua, la tierra, el fuego, el cielo, el aire, las nubes, etc...El chaman debe trabajar con ayuda de su envoltura física. Le es muy útil en su encarnación terrestre. Negarlo provocaría fugas de energía vital: caída del cabello, uñas y dientes, problemas de piel. Estas almas transmiten sin cesar el fluido de la sanación, están en transformació n constante y su cuerpo les sirve de canal, de herramienta. . LA FAMILIA DE LOS GUERREROS Esta familia no es originaria de la de los sanadores. La esencia propia del guerrero es proteger, aunque eso no quiere decir que el alma se encarne con una armadura. Los guerreros son los protectores de la energía : la energía luminosa o de la energía oscura. Para estas almas no existen las medias tintas. Si así lo deciden protegerán la vibración de la luz, la vibración del alma. Quizá notéis que , en el curso de su encarnación y de su aprendizaje terrestre, tienden a ejercer el rol de salvadores. Ahora bien, cuando el alma del guerrero se reconoce mas allá de la tercera dimensión, actúa sin pretender salvar el mundo entero.Estas almas necesitan encarnarse, en el plano terrestre o en otros. Se sienten impulsadas a sembrar la compasión a través de la densidad del planeta escogido. La misión de esta familia consiste en defender, trabajar, actuar para frenar la oscuridad y proteger el universo de las almas. Esta acción es magnifica, de una entrega y un amor total y enraizado. Muchas de las almas de esta familia, olvidando su origen celeste, se convierten en "guardaespaldas" , llevan armas y se pierden en la segunda dimensión.Es fácil distinguir a los guerreros porque no son muy sociables. Acostumbran a ser más bien huraños y a encerrarse en su coraza, pero siempre están dispuestos a defender o a salvar. Encontrareis a muchas almas de esta familia practicando artes marciales, porque estas artes están basadas en la energía guerrera característica de su familia. No obstante, tienen un gran corazón. Por eso, para los miembros de esta familia, la encarnación es un periodo delicado y una gran prueba. Aunque percibáis que a la personalidad le ha faltado tiempo para acorazarse, rebosan amor. Deben aprender a conservar esta energía de amor aunque sean guerreros, defensores, protectores, guardianes del umbral. . LA FAMILIA DE LAS HADAS ALQUIMISTAS En el universo de las almas existe una familia especial: la de las hadas alquimistas. Estas almas se encarnan en el planeta Tierra para espiritualizar la materia. Algunas de ellas están muy cerca de los Ángeles porque, aunque pertenezcan al núcleo de su familia, no son muy densas. Al contrario, son bastante ligeras y se pasan la vida revoloteando como las mariposas. Les cuesta mucho integrar su envoltura física y suelen resistirse a la encarnación.En el ámbito de la fisicalidad gozan del don de desmaterializar todo lo que tocan. Podrían atravesar las paredes con la envoltura física lo cual explica sus problemas con las llaves o los picaportes de las puertas, ya que olvidan que no las necesitan. Espiritualizan todo lo que tocan y elevan automáticamente su vibración. Ante una densidad, actúan mediante la difusión de ondas que emanan de su cuerpo, y esto nada mas encarnarse, desde la mas temprana infancia.Estas almas dan la impresión de estar en la luna, como ausentes, igual que la imagen que tenemos de las hadas. Han elegido encarnarse no porque les guste la densidad, en absoluto. Han venido porque su presencia contribuye a transmutar la materia. Podríamos decir que son auténticos transformadores vivientes. Su capacidad de volatilizar cantidad de cosas sin siquiera darse cuenta de ello hace que tengan la sensación de perderlo todo. Estamos bromeando, pero este ejemplo, aunque exagerado, se aproxima bastante a su realidad. Les parece estar arraigadas cuando, de hecho, están volando y les cuesta delimitar lo que va arriba y lo que va abajo. Su principal dificultad, al encarnarse, reside precisamente en eso, en encarnarse. Si consiguen conocerse mejor y saber quienes son, pueden aplicar su poder y utilizarlo en la sanación, en la comunicación, en todos los oficios y profesiones del mundo. Pueden transmutar todo lo que esta a su alrededor, lo cual significa enfocarse en un estado vibratorio y activarlo de tal manera que pierda su identidad para fundirse con el principio divino. El amor es la clave definida de la transmutación¿Por qué motivo están presenten aquí estas almas en esta cambio de milenio? Porque son las encargadas de transmitirnos la siguiente enseñanza telepática verbal y oralmente: "¡ Despertad, queridas almas, pues podéis espiritualizar la materia¡" Esta es la razón de su existencia y esta es su identidad real. . LA FAMILIA DE LA COMUNICACIÓN Estos mensajeros se dedican a comunicar y a transmitir el amor de muy diversas formas: mediante el arte, la canción, la literatura, el teatro...Hay muchos en este momento en el globo terráqueo. Los hallareis en cualquier ámbito o profesión, como escritores, poetas, periodistas, músicos, etc.Estas almas se distinguen entre otras cosas, por el hecho de no estar atadas a la fisicalidad. Esto no significa que algunas de ellas no se sientan atraídas por los bienes materiales; ahora bien, la mayoría tienen un solo objetivo: comunicar, hacer que el mensaje sea accesible como sea: a través del canto, el baile, la escritura, el arte. Todo sirve para comunicar. Esas almas no destacan por su enraizamiento, por ello pueden introducirse con facilidad en el mundo de las drogas. Su ligereza no las ayuda precisamente a encarnarse. Para ellas, la fisicalidad no tiene ninguna importancia, comparada con el arte de la comunicación y la expresión artística. Por eso, en el seno de esta familia, hay muchos artistas que, en el periplo de la encarnación y la personalidad, olvidan que, por encima de todo, son comunicadores y no necesariamente de la forma que impone la sociedad. LA FAMILIA DE LOS ENSEÑANTES Estas almas enseñan todo lo que puede enseñarse, toda suerte de conocimientos y experiencias. Enseñan el amor, la luz, la perdida de las ilusiones, la escucha, lo importante que es vivir el ahora... Esta familia consta de dos núcleos, dos filtros, un equilibrio y dos franjas periféricas; sin embargo, es estable. A la larga es posible que se escinda y se creen dos familias igualmente estables. Algunas almas decidirán experimentar esta división para ejercer una acción mas precisa y directa.Las almas de esta familia poseen y transmiten el fluido del conocimiento, fluido que las identifica plenamente. En su condición de almas encarnadas, van en pos de la verdad, del conocimiento y su anhelo de transmisión es grande. Son los guardianes del conocimiento difundido en los distintos planetas. También se los podría denominar "los guardianes del umbral". Esta familia administra el cúmulo de conocimientos de todo el Universo. Su psique disfruta de la virtud de ir a consultar los archivos akasicos, auténticos depósitos de la diversidad de conocimientos existentes. En el planeta Tierra, se presentan como estudiosos de la numerología, la kabala o lenguas clásicas como el sanscrito, todo ello con el fin de transmitir toda la sabiduría que almacenan.Si la transmisión del conocimiento sigue un camino tortuoso y se distorsiona, puede que esta familia sienta la necesidad de escindirse y crear otra familia cuya intención seria la de actuar como guerreros del fluido del conocimiento, en claro paralelo con los guerreros del fluido de la sanaciónEstas almas son fáciles de reconocer. Enseñar las colma de una gran alegría porque esta es su vocación sea cual sea la forma que adopte. La etiqueta de enseñantes no les hace ninguna falta: lo son por naturaleza, pues canalizan constantemente el fluido del conocimiento. Cuando vislumbran la identidad de su alma pueden recibir gran cantidad de informaciones desconocidas en el planeta Tierra y divulgarlas. No deberían dudar en canalizar el conocimiento y retransmitirlo. Para ello, basta con que canalicen el fluido que impregna su alma.En la fisicalidad, estas almas sienten a veces el impulso de crear centros en determinadas zonas geográficas para impartir sus enseñanzas. Si ese es el caso, no lo juzguéis y materializadlo. . LA FAMILIA DE LOS BARQUEROS Esta familia proviene de un desprendimiento, de una escisión de la familia de los sanadores, aunque no se asocie con ella. Se mantiene muy estable, y esta estabilidad es esencial para la acción. Los barqueros tienen una misión especifica: en el más allá ayudan a las almas en transito por los diversos umbrales vibratorios que deben atravesar. Estan muy cerca de los umbrales angélicos y arcangelicos, de los umbrales de los maestros ascendidos y también de las chispas divina. Aquí abajo, asisten en los múltiples cambios que se dan en nuestro planeta: el paso de la infancia a la adolescencia o de un empleo a otro, el cambio de milenio, el transito de la muerte... Facilitan la experiencia del cambio, que es una época de evolución especial.Las almas que la componen han pasado por un solo umbral vibratorio. Por eso su identidad no está tan consolidada como la de otras almas, puesto que deben salvaguardar constantemente la transparencia necesaria para asumir su función en el más allá, es decir, ayudar a que las almas pasen de chispa divina a alma y afinen su identidad.Los barqueros también ayudan a la familia de los chamanes colaborando en el equilibrio de las transformaciones, de los cambios en el universo de almas y están muy ocupados. Entablan a menudo comunicación con el más allá y la noche es el momento mas propicio para ello. Durante la encarnación podrían exclamar al levantarse: "¡He trabajado duro esta noche!" y seria verdad, porque no paran nunca. De ahí la importancia de cuidar de su envoltura física, porque trabajan día y noche.Sienten con frecuencia la nostalgia del mas allá y algunas, abrumadas por ese sentimiento, se extravían recurriendo a las drogas y sustancias alucinógenas para contrarrestar esta nostalgia, pues no saben que hacer con ella. Otras anhelan morir e incluso volver al estado de pura chispa divina, porque la identidad vibratoria de su alma no les interesa demasiado. Bordean el mundo de la no identidad, de la vacuidad divina, y eso puede mover a confusión, sobre todo para el alma encarnada. Como son muy fluidas, algunas intentan que su envoltura física se vuelva pesada, para evitar esa sensación de flotar. Necesitan enraizarse bien para actualizar al barquero que llevan dentro. Otras, con un cuerpo físico extremadamente delgado, por no decir casi transparente, deberán persistir en el enraizamiento a pesar de su débil constitución.Por su identidad vibratoria, estas almas gozan de una gran cualidad: querer ayudar a las almas en todo momento y lugar. En cuanto alguien las necesite, que solicite su ayuda y acudirán sin falta. Las caracteriza una gran disponibilidad, de día y de noche; se entiende, pues, por que algunas de ella se extravían en el papel de salvadores. Los barqueros atraen a las almas errantes, que no tienen identidad o que la han perdido. Esas almas se dirigen a ellos porque los reconocen del mas allá, pues fueron ellos quienes las ayudaron a afinar su identidad vibratoria.Son barqueros de amor , y el amor es lo único que cuenta y los alimenta. . LA FAMILIA DE LOS INICIADORES DE CONCIENCIA La acción de estas almas es fugaz. Llegan para un periodo de breve duración con el fin de despertar la conciencia en el planeta donde se encarnan. No desencadenan ningún movimiento que no sirva para concienciarse de algo. Aparecen simplemente para despertar la conciencia y a menudo lo hacen con una muerte espectacular, para volver y marcharse otra vez.Están presentes en las catastrofes colectivas, en lugares donde se producen terremotos, accidentes, huracanes. Inician movimientos de conciencia mediante su vida y su muerte al partir del planeta. Forman parte de aquellos espisodios trágicos en los que una gran cantidad de seres son asesinados o torturados y abandonan la Tierra de manera busca y violenta. Estas almas escogen manifestarse así para despertar la conciencia de los humanos.Una mente estrecha considerara que esto es una autentica locura, ¿verdad?. Sin embargo, te exhortamos a acrecentar tu conciencia. Estas almas vienen para ponerse al servicio de la evolución del planeta. . LA FAMILIA DE LOS PILARES Cabe mencionar a una familia cuyas almas son llamadas pilares. Son pocas las que están encarnadas actualmente en nuestro planeta y permanecen en comunicación constante con otros planetas. Su densidad es considerable. Cuando un pilar se sienta al lado, se advierte su presencia de inmediato. Vienen para enraizar los planos celestes en la profundidad de la Tierra y recrear las conexiones entre los lugares sagrados del planeta. Y, aunque la personalidad no lo sepa, el alma actúaActúa donde la materia o el planeta lo requieran. Están muy atareados y no dejaran de estarlo, porque velan por el equilibrio y la unión, estabilizando las energías y creando nuevos circuitos energéticos, sobre todo en aquellos planetas sujetos a cambios decisivos, como el vuestro en este momento. Vayan donde vayan, enraízan la energía del mas allá en el mas acá. Son los encargados de arraigar las vibraciones de la Fuente.Estas almas se encarnan en lugares estratégicos del planeta con la función de ser pilares. En su domicilio crean, canalizan y organizan los meridianos interplanetarios. En ocasiones, les cuesta desplazarse porque deben realizar una acción concreta allí donde han decidido encarnarse. Ahora bien, son capaces de trasladarse a aquellos lugares que requieran su presencia y esto puede desconcertar al ego, que quizá no entienda por que, de repente, el alma presiona para ir a Yucatán o a Tíbet.Una de las dificultades de su encarnación tiene que ver con la envoltura física. Como su acción es muy exigente para con su cuerpo, deben cuidarse mucho en términos de equilibrio alimentario: aporte de minerales, proteínas, vitaminas y aminoácidos. ¡Es realmente importante!.Esta familia posee quince núcleos, lo cual implica una gran fuerza de mutación y de transmutación. Se parece a un navío en una fase determinada se producirá una escisión, no ahora sino cuando llegue el momento. Los pilares se pasean por las familias de almas y vigilan los movimientos de la energía se comunican continuamente con el universo de las chispas divinas. "Patrullan" por la periferia del universo de todas las familias de almas. Por eso dispone de tantos núcleos, para moverse a lo largo y ancho del Universo.Cuando estas almas eligen la encarnación, precisan de la densidad física. Con frecuencia sus cuerpos son robustos, ya que necesitan una fuerza muscular y ósea excepcional, distinta de otras envolturas físicas. Dependen de la fisicalidad y saben cómo utilizar la materia, como manejarla y transmutarla. En cierta medida se parecen a los chamanes y también a los sanadores, pero no lo son. Su voluntad se aplica a sanar los planetas, los universos interplanetarios e interestelares. Establecen redes gracias a las cuales pueden circular los rayos y los fluidos, como el de la sanación o el del conocimiento, y llegar así hasta los planetas y las estrellas. Los pilares conocen al dedillo el universo de las familias de almas porque son capaces de recibir sus fluidos y de ayudarlos a descender vibratoriamente, lo cual facilita su manifestación en la densidad de los planetas.Son los guardianes de este Universo. . LA FAMILIA DE LOS MECÁNICOS Son almas que vienen a reparar el planeta. Son reparadores, o mas bien agentes de sanación expertos en la mecánica y reparación de determinados circuitos del tejido planetario. Les acompaña a menudo pilares o chamanes en el seno de su familia terrenal; pueden que, por ejemplo, los padres sean mecánicos, que unos hijos sean chamanes y otros pilares y que actúen al unísono.Estas almas se hacen cargo del medio ambiente, de los elementos contenidos en el subsuelo, el aire o la atmosfera, de ahí el nombre de "mecánicos" Aunque pueden adoptar una identidad terrenal muy poco relacionada con eso, es fácil encontrarlos "a ras del suelo". Sienten una gran necesidad de ocuparse de la Tierra, por ejemplo plantar árboles donde no hay. En el mas allá, los mecánicos reparan el campo energético que lo abarca todo, una especie de velo magnético que forma parte de los universos conscientes. Las almas de los así llamados mecánicos reparan, si se rompe, este tejido energético compuesto de diferentes fluidos.Esta familia solo consta de un núcleo y es muy estable. Suele trabajar en equipo con la de los chamanes. No tienen porque asociarse obligatoriamente, pero de todos modos su acción será complementaria. Hay muchas almas de esta familia encarnadas ahora en la Tierra. Hallareis a miembros de esta familia en grupos sensibilizados por la protección del entorno medioambiental, de los acuíferos, de los bosques. Algunas se dedican a la sanación otras a la comunicación, otras a escribir, pero todas sienten la necesidad de implicarse para contribuir a la regeneración del planeta. Para estas almas es clave la fisicalidad, no en el sentido de acaparar bienes materiales sino de poder vivir en el hábitat del planeta. Están enamorados de la Tierra. Día y noche reciben informaciones sobre el planeta en el que habitan y sobre otros planetas habitados por sus hermanos y hermanas.

. Fuente edición: Daniel Cipolat, para El Despertar de la Conciencia (Los Síntomas).