El Amor es un estado interior. Está allí, guardado en tu ser, esperando a que lo descubras, a que lo sientas y lo vivas, a cada momento, con cada respiración.
El Amor, en realidad, no está dentro de ti. ¡Tú eres Amor!
No importa si eres rico o pobre, si vives solo o acompañado, si ya recorres el camino del crecimiento desde hace tiempo, o acabas de iniciarlo...
El Amor está en ti, como un tesoro esperando a ser descubierto y expresado...
Desde luego, esto no significa que no podamos relacionarnos, tener amigos y estar en pareja. Pero si esperas que el otro te llene un vacío, que le de significado a tu vida, que cubra tus deseos y necesidades, cuando tú mismo no sabes darte esto a ti mismo, crearás relaciones de necesidad, carencia y apego. Y todo esto conduce, inevitablemente, al sufrimiento.
Primero es necesario descubrir ese Amor que eres, que ya está dentro de ti, y dártelo a ti mismo.
Entonces podrás compartir Amor, y en ese compartir hay libertad, hay respeto, felicidad y un profundo crecimiento.
Nos han inculcado que debemos amar y cuidar a los demás, y que debemos sacrificarnos y olvidarnos de nosotros mismos.
Y cuando uno piensa acerca de amarse a sí mismo, teme convertirse en un egoísta. Pero en realidad amarse a sí mismo y ser egoísta, lejos de parecerse, son diametralmente opuestos.
La persona egoísta en realidad se odia. Se desprecia, se siente no merecedora, se culpa y se auto-castiga. Se siente tan vacía y frustrada, y tan infeliz, que necesita arrancarle a la vida las satisfacciones que ella misma no le brinda a su ser. Considera el mundo externo sólo desde el punto de vista de lo que puede obtener. Su único interés es tomar, nunca dar. Carece de total interés por las necesidades ajenas, y de respeto por la dignidad e integridad de los demás.
Las personas egoístas son incapaces de amar a los demás, pero tampoco pueden amarse a sí mismas.
Si en cambio uno comienza a amarse, cuidarse y respetarse, naturalmente también lo hará con todos los seres que le rodean, pues todos estamos unidos. Formamos una unidad con todo lo que nos rodea y con Dios, el universo, o como quieras llamar a esa fuerza intangible pero a la vez innegable que Es y existe...
El Amor es un estado de tu ser, pero se manifiesta en la realidad física a través de actos, de gestos, de actitudes concretas y específicas.
El Amor es una función, algo que se aprende, y es también un arte.
Y como todo arte, es necesario tener la voluntad de aprenderlo, practicarlo y desenvolverlo.
La práctica del Amor debe estar presente en todos los niveles, empezando por el cuerpo hasta llegar al espíritu. Desde lo más básico y primitivo hasta lo más diáfano y sutil, pues somos la suma de todo eso...
Hay cosas que uno tiene que hacer para Amar:
-dar
-responder, ser responsable
-respetar
-saber, conocer
-tener humildad: saber que cada momento es nuevo, único. Que no es que porque algo haya sido de determinada manera tendrá que volver a ser así. La auténtica humildad es saber que las cosas pueden cambiar y ser distintas, a cada momento.
-coraje
-cuidado
Todo esto es para proveer:
-seguridad
-placer
-honestidad y vulnerabilidad
-confianza
-cuidado e intimidad
-reducir el miedo a la pérdida
-conocer
Si te das todo esto a ti mismo, te estás amando. Y si compartes y brindas esto, amas también a los demás...
El Amor se demuestra a través del cuidado, de la intimidad y el compromiso. Primero y ante todo para ti, contigo mismo.
Naturalmente, después serás capaz de compartir Amor con los demás de un modo sano, bello y constructivo....
...Para poner en práctica este arte tienes que estar dispuesto a establecer un compromiso: el compromiso contigo mismo de aprender a amarte, o a amarte de un modo más profundo y pleno.
Tienes que estar dispuesto también a establecer momentos de intimidad contigo mismo. Sin esa intimidad el Amor no puede profundizarse ni florecer.
Verás que en realidad es fácil de llevar a cabo, pues se trata de darte placer, de respetarte y responder a tus necesidades.
Recuerda que tienes que ponerte en el primer lugar de la lista. Si no siempre, al menos en algún momento del día, todos los días.
Sólo amándote y cuidando bien de ti podrás luego dar lo mejor de ti mismo a los que te rodean.
Este es un camino hermoso, y también infinito, como infinito es el Amor. Siempre podremos aprender a amar más y mejor, a cada día. Es un camino de verdad sin fin.
Fuente: “El amor de tu vida”, de Enriqueta Olivari
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