“CUANDO UN HOMBRE O MUJER PLANTA ARBOLES A CUYA SOMBRA SABE QUE NUNCA HABRA DE SENTARSE, HA COMENZADO A ENTENDER EL SENTIDO DE LA VIDA”.































martes, 23 de agosto de 2011

Tu Puedes Sanar Tu Vida - (Louise Hay) La Película

Para mi, para ti, para nosotr@s, seres que estamos en continuo crecimiento y que aprendemos por tanto de nuestros propios errores. Seres que nos caemos 1000 veces pero que tenemos las valentia de levantarnos 1001. Que a pesar de nuestros fallos y limitaciones nos seguimos amando completamente






martes, 9 de agosto de 2011

EL TEMA DE LAS ALMAS GEMELAS HA SUSCITADO SIEMPRE UN GRAN INTERÉS...!!!

Es un tema generalmente envuelto por una aureola romántico folclórica que poco tiene que ver con la realidad.
La realidad es que almas gemelas es lo que define a la humanidad:
 todos somos almas gemelas de todos, todos estamos aquí formando una unidad de evolución. Somos el género humano: generamos, creamos, nos relacionamos. El avance de uno de nosotros involucra el avance de todos sus demás congéneres.
Sin embargo, la ley de afinidad es una de las más poderosas que operan en nuestra trayectoria evolutiva, tanto de misión como de aprendizaje.
En ese sentido, encarnamos en la tercera dimensión dentro de una familia energética que incluye el entorno familiar, social, laboral y sentimental.
Somos y pertenecemos a una especie de "tribu" energética formada por muchas, muchas almas, encarnadas en cuerpos y unidas por un sistema de red lumínica que nos enlaza todos.
Esta tribu energética amalgama a todas las personas con la que nos vayamos encontrando a lo largo de cada existencia, de cada vida: serán todas las personas con las que vayamos a mantener una relación, ya sea esta relación corta, larga, positiva, intensa, superficial, dolorosa, momentánea o duradera, familiar, sentimental, de compromiso.. . ni una sola de nuestras relaciones es casual sino causal. Ni siquiera lo aparentemente sin importancia deja de ser importante.
Un solo cruce de miradas con un desconocido que jamás volveremos a ver puede ser importante, de vital importancia, ya que no solo nos comunicamos e intercambiamos experiencias con el trato, las palabras o los gestos, existe otros tipos de intercambios y ayudas: los energéticos.
Permanentemente vivimos dentro de un campo energético llamado aura. Este campo energético está compuesto por miles y miles de filamentos o canales que están permanentemente activos. En estos canales se encuentra multitud de información y gran cantidad de posibilidades de información, intercambio, conexiones, posibilidades, limitaciones, atributos, dones, capacidades, etc.
A nivel frecuencia, una simple mirada con un desconocido que pase por nuestro lado puede tener una trascendental importancia para nuestro proceso evolutivo. Este proceso no es intelectual, es más, apenas podemos comprenderlo con la mente, ni siquiera llegar a atisbar la importancia del posible intercambio de información recibido.
Se puede decir que cada persona con la que nos relacionamos es un enlace más de posibilidad para la propia evolución, ya que se dan intercambios energéticos que van abriendo puntuales oportunidades de aprendizaje, de enseñanza, de ayudas, de facilidades.
Cuanto más íntima sea la relación, cuanto más frecuente sea la unión y más circunstancias y vivencias se compartan, más conexión se intercambia, más afinidad o rechazo se establece.
Este es el motivo por el cual algunas de nuestras relaciones permanecen para siempre y otras solo son transitorias: a nivel energético, el intercambio que se tenía que dar cumple su cometido y los enlaces se debilitan, no siendo ya necesario que siga existiendo la conexión en el plano físico; a nivel sutil, energético, de sistema de red lumínica, esta conexión seguirá estando.
Es como, por ejemplo, un complicadísimo, delicado y precioso sistema de luz eléctrica: la instalación de grandes dimensiones para abastecer una Amplísima zona puede contar con cientos de cables, montones de interruptores e infinidad de terminales. Sin embargo, aunque dichas conexiones siempre están relacionadas entere sí, no todas lo hacen a la vez ni cumplen el mismo cometido.

1. DIFERENCIA ENTRE ALMAS GEMELAS Y ESPIRITUS AFINES
De entre todas nuestras conexiones, por Ley de Afinidad, existen unas más definidas que otras. En este sentido, el entramado más afín será aquel que tenga más similitud energética y sobre todo el que reúna cualidades parecidas y en ocasiones incluso idénticas; son los llamados espíritus afines.
Los espíritus afines siempre son una bendición; nos los encontramos en cada existencia como personas muy cercanas a nosotros y cuyo vínculo nos llega directamente al corazón. Podemos reconocerlos con facilidad porque nuestro corazón salta de alegría con su sola presencia.
Un espíritu afín puede estar encarnado en alguien de tu familia, y la relación con él o ella es especialmente alegre, de facilidad y felicidad, de apoyo e incondicional.
Cuando se pierde un espíritu afín se siente un gran vacío, como si el dolor mismo por su ausencia te viniera directamente del alma. Y en realidad es así. Cuando nos encontramos con un espíritu afín encarnado en el ámbito de las amistades, se produce un reconocimiento instantáneo y se da una afinidad en ambas direcciones que hace que de repente, casi instantáneamente, se salten las barreras de tiempo y espacio y te parece "que conoces a esa persona de toda la vida", y así es, aunque no es de toda la vida sino de todas las vidas. La confianza es instantánea y también se siente mucho regocijo, alegría y felicidad.
Cuando un espiritual afín llega a tu vida como una pareja sentimental, la convivencia es maravillosa, la felicidad y comprensión son la base de la relación y ambos se apoyan continuamente. Si unen sus vidas, se puede asegurar que su relación será muy duradera, y si alguna vez deciden separar sus caminos siempre quedará un vínculo irrompible y de la más pura gratitud y reconocimiento.
Esto es así porque las almas de los espíritus afines están muy cerca la una de la otra y el vínculo es muy estrecho y antiguo: llevan vidas y vidas encontrándose para apoyarse mutuamente.
Sin embargo, el alma gemela es mucho más que un espíritu afín: es el más afín de los espíritus. Es tu otra mitad. Es aquella parte de tu mismo ser antes de que tu ser decidiera venir a experimentar, aprender o estar en misión a un mundo, en cuya realidad existe en acción una ley: la Ley de Opuestos, la dualidad, la polaridad entre sexos diferentes.

 2. EL ANHELO DEL ALMA POR ENCONTRAR A SU OTRA MITAD
Generalmente, un ser evolucionado es un ser de frecuencia altamente amorosa, es decir, es un ser capaz de sentir, amar y emitir la más pura vibración de amor. Esto le dota de infinitas capacidades para irradiar esta frecuencia en esta realidad tridimensional en este planeta Tierra tan necesitado de esta vibración o cualidad principal de Dios llamada amor.
Es por amor como un ser en misión decide llegar hasta esta realidad. Y para llevar a cabo su misión con más eficacia y efectividad, se divide para aumentar sus posibilidades, cumplir su misión y regresar de nuevo a la paz de la unidad y a la plenitud del ser Uno de nuevo.
Todo ello es perfecto y está muy bien… en los planos superiores, ya que una vez aquí , una vez que tu ser "dividido" se vive dentro de un cuerpo físico… no recuerda este pacto hecho consigo mismo, solo sabe que le falta algo. Vive con un permanente estado de vacío que no puede llenar con nada.
Esto es también una ventaja porque este vacío sin forma es el origen del que parte para emprender una búsqueda no sabe muy bien hacia dónde ni hacia qué.
Realmente está siguiendo el anhelo de su alma por encontrar lo que le falta: su otra mitad. Y para ello el camino, el único camino, es el espiritual.
La persona empieza por fortalecer su autoestima, por sanar sus traumas, conocerse mejor así misma, orientar su vida, mejorar su calidad humana y tarde o temprano se da de frente con las posibilidades de compromiso consigo mismo que tiene el camino espiritual.

3. LA CONVICCIÓN EN TU CORAZON QUE TU ALMA GEMELA EXISTE
Una vez situado en el sendero iniciático la persona inicia un nuevo camino… se prepara para el encuentro de eso que añora su alma.
Puede que encuentre un espíritu afín y su vida sentimental se dé en plenitud. Sin embargo, existen muchas personas que saben que su alma gemela existe, está en alguna parte. Saben que tienen una misión que realizar y que no pueden llevarla a cabo si no es que encuentren a su otra mitad.
Para estas personas es para las que llega esta información.
Primero: hay que saber que no es fácil encontrar a tu alma gemela, ya que aunque no lo recordemos, si estamos en misión de expandir luz, amor y elevar la vibración de este planeta, nuestro ser decide dividirse precisamente para realizar mejor el trabajo, la siembra, la misión, y lo más probable es que una de las dos partes haya quedado anclada en esferas superiores para servir siempre de "antena" y canal al otro que sí está en los planos materiales, para así suministrarle permanentemente de toda la fuerza, energía y entusiasmo que va a necesitar para cumplir su misión.
Esto tiene su lógica espiritual: nadie mejor que tu propio ser para seguir sosteniéndote permanentemente en tu misión espiritual. Al fin y al cabo, este mundo tan solo es una apariencia en el sentido de que el tiempo lineal solo existe en esta realidad, y entendido así, podemos llegar a sentir que el tiempo es solo una ilusión, una quimera, y que en realidad nunca nos hemos separado de nuestra alma gemela, seguimos unidos, nuestro ser está completo.
 4. SI TU CORAZON TE LO DICE, NO LO DUDES:
TU ALMA GEMELA ESTA AQUÍ Y AHORA
Pero resulta que estamos viviendo tiempos y momentos evolutivos excepcionales y en esta eran han encarnado cientos de miles y miles de almas gemelas cuya misión es la misma y que sí pueden y deben encontrarse físicamente. Su energía de sostén les sigue siendo suministrada desde los planos internos por sus seres afines desde los planos internos: nuestros guías de Venus, el planeta del amor, el planeta de nuestros seres afines.
Por este motivo es por lo que los guías de Venus pueden ayudarnos a facilitar las cosas y poder encontrar a nuestra alma gemela.
Pero ten un poquito más de paciencia, hay más información que debes saber antes de echar a volar tus expectativas románticas. Hay muchas cosas que hay que conocer antes de empezar a suspirar románticamente.

5. TU ALMA GEMELA Y TÚ AHORA SOIS DOS SERES HUMANOS
El reconocimiento del alma gemela se da en el nivel del alma; sin embargo, una vez aquí, en la tercera dimensión, existen ciertas posibilidades de dificultad para que el encuentro no solo se produzca, sino que además se consolide y sea duradero… al margen de todo el romanticismo que siempre ha generado el término.
Un alma gemela encarnada es un ser humano que posee en sí mismo lo mejor de su otra mitad y viceversa.
Las almas gemelas no poseen los mismos defectos; por el contrario, con su común luz se ayudarán mutuamente a limpiar sus respectivas sombras. (la sombra es todo el bagaje que constituye su herencia genética, racial, cultural, social, educacional y que todavía tiene que enfrentar, asumir y la mayoría de las veces limpiar y transmutar).
Hasta que las sombras individuales de ambas personas no estén trasmutadas, iluminadas, no podrán realizar la fusión necesaria para llevar a cabo su misión de expandir luz como UNIDAD que son, como almas gemelas que son, es decir, su realidad polar debe ser trascendida para poder se UNO y no DOS.

6. EL TRABAJO A REALIZAR
Cada uno de ellos posee una realidad de entorno polar que ha de trascender con equilibrio y armonía, sin generar karma, con responsabilidad, es decir, iluminando sus circunstancias, roles, paradigma personal, etc., y solo entonces podrá haber FUSIÓN REAL Y MULTIDIMENSIONAL.
Para esto se necesita mucha paciencia, conciencia, firmeza y confianza del uno en el otro de que "todo llegará en su momento". Es más, desde el primer encuentro de dos almas gemelas en la tercera dimensión de conciencia ya existe al fusión a nivel del alma, ya están juntos para siempre en esa vida, ya no habrá nada ni nadie que los separe.
Pero esta fusión es a nivel energético, de almas, de campos energético áuricos.

7. EL ENCUENTRO FÍSICO
Cuando dos almas gemelas están juntas físicamente una al lado de la otra, sus auras forman el sagrado símbolo: EL CORAZON.
Se acoplan sus esferas ovoides formando una sola unidad energética .
Esta configuración energética es fácilmente visible por personas sensitivas o que tengan visión del aura. Por otro lado, es difícil que en el momento del encuentro ambos estén en la misma frecuencia de purificación o disponibilidad de fusión multidimensional.
Por ejemplo:
Pueden habitar cuerpos del mismo sexo.
Pueden ser de razas diferentes.
Puede haber diferencia de edad.
Puede que tengan otras parejas.
Pueden estar dedicándose a profesiones diferentes.
Pueden vivir en ciudades o países distintos y distantes.
Pueden tener diferentes religiones… pero encontrase se encuentran... y el impacto produce por ambas partes con más o menos CONFUSIÓN.

8. LA CON-FUSION SIEMPRE ES PREVIA A LA FUSIÓN
Si de dan las condiciones adecuadas en la Tercera Dimensión serán de sexos diferentes, la edad será similar, habrá atracción física y mental, es decir, química, alquímica, telepatía, alegría, entusiasmo, necesidad de proximidad física, sensación de paz interna, sonrisa permanente, brillo especial en los ojos, ralentización o aceleración del tiempo que pasen juntos, sensación de "no desconectarse" del otro en ningún momento, sueños reales de estar juntos en lugares especiales, certeza de estar con lo mejor y más maravilloso de uno mismo, etc.
Pero a pesar de todo esto, siempre habrá confusión antes de llegar a la fusión y las sombras aflorarán, ya que una UNIDAD de almas gemelas crea un vórtice de pura luz rosado dorada capaz de elevar la vibración de todo cuanto haya a su alrededor, y para alcanzar esta frecuencia ambos deberán pasar por una común y a la vez individual y diferente iniciación: ELIMINAR SUS RESPECTIVAS SOMBRAS, EN ESTO CONSISTE LA CON-FUSIÓN.
En el caso de no superar con éxito el proceso de dar luz a las respectivas sombras puede ocurrir un alejamiento entre ellos, pero este alejamiento solo será en su realidad de tercera dimensión, lo cual quiere decir que será temporal, y todo lo que se mida con tiempo tan solo es un maya, una apariencia... no es real.
El sentimiento de "perdida de oportunidad" que queda cuando la confusión ha prevalecido sobre la fusión es la causa y el sentimiento de haber perdido un tesoro y no haberlo podido compartir. Cuando se encuentra un tesoro y no se comparte con la persona adecuada, el tesoro se convierte en una carga.
Esta carga es el sentimiento no racional y doloroso que "vivo sin mi otra mitad"; es como si una parte de uno mismo se hubiera muerto y se lleva vida tras vida hasta que la espiral evolutiva da otro giro adecuado para que la ley de oportunidad ofrezca una nueva probabilidad de encuentro.
Hasta que las almas gemelas vuelven a encontrarse pueden pasar vidas enteras con un profundo dolor o sentimiento de vacío, y realmente es así, es un vacío desde el nivel del alma que se manifiesta en el corazón de la persona que vive sabiendo que "el" o "ella" es real, existe y no sabe dónde.
Quien vive este anhelo es porque de una manera intuitiva ha traído este recuerdo de otra vida y aunque su vida sea de realización siempre sentirá un vacío permanente que no se llena con nada: este es el recuerdo sin recuerdos del alma gemela, esa fuerza que asoma detrás de los propios ojos de vez en cuando en el reflejo del espejo al mirarse de una determinad amanera y el corazón pregunta ¿dónde estás Ser Amado? SE AÑORA EL "YO SOY TÚ".
En la tercera dimensión cada una de las partes de la unidad de almas gemelas está permanentemente conectado a su alma gemela por su único sistema de red; esto quiere decir que sus auras están ya unidas también en la tercera dimensión y siempre que se necesiten estarán juntos auque no estén físicamente en el mismo lugar.

9. EL PROPÓSITO DE UNIÓN DE LAS ALMAS GEMELAS:
 LA AYUDA DESDE LOS PLANOS INTERNOS
La unión de las almas gemelas tiene como propósito crear un vórtice de pura luz que IMPACTE todo aquello que se haga (tanto individualmente como cuando estaban físicamente juntos) para elevar la vibración de otras personas, su entorno y circunstancias.
LAS ALMAS GEMELAS SE ENCUENTRAN PORQUE TIENEN UN PROPÓSITO REALIZABLE DE MISIÓN COMÚN A LLEVAR A CABO EN LA TERCERA DIMENSIÓN y que puede manifestarse en diferentes ámbitos sociales, pero que siempre su impacto será de sanación: MISIÓN DE SANACIÓN.
Pueden ser terapeutas que atiendan pacientes, pueden ser comunicadores que se dediquen a la enseñanza o a escribir libros que ayuden a "despertar" a mucha gente, o puede ser que sean médicos, abogados, asistentes sociales, maestros de escuela, periodistas, funcionarios, actores…
PERO SIEMPRE SU ACTIVIDAD SERVIRÁ PARA AYUDAR A LOS DEMÁS A DESPERTAR, INCREMENTAR O DINAMIZAR CONCIENCIAS O, LO QUE ES LO MISMO: TRAER LA LUZ DE VENUS A LA TIERRA: EXPANDIR LA VIBRACIÓN DEL AMOR.
La expansión frecuencial generada por cada unidad de almas gemelas consciente de su misión hará posible la elevación planetaria al conectar el sistema de red Lumínica Dorada o principio: YO SOY EL ALMA GEMELA DEL YO SOY DE TODOS.
Este principio hace posible que, por fin, se cumpla la LEY DE LA UNIDAD y la actual humanidad deje de seguir aprendiendo en las lecciones de la polaridad.
Este es el proceso de salir del sistema de aprendizaje en la polaridad, trascender la tercera dimensión, dejar atrás el tiempo lineal, lo aparente, lo polar e integrar la cuarta dimensión o, lo que es lo mismo, vivir en el cuarto chakra, EL AMOR INCONDICIONAL, sin tiempo lineal, sin comparación, sin antes ni después, en el Eterno Ahora, en la Unidad con la Fuente o Dios Amor, en el YO SOY TU AQUÍ Y AHORA.
Encontrar o que te encuentre tu alma gemela abre una puerta interdimensional en la que aparece "el tren que siempre has estado esperando", pero si se duda, si no hay la suficiente valentía para subir a ese tren, puede suceder que se pierda y que se tarde muchas vidas en volver a tener la oportunidad adecuada, estar en la estación correcta y subirse al tren en el momento justo.
Esto no es ni bueno ni malo, solo implica sufrimiento en la vida, sensación de vacío y tristeza irracional, anhelo del alma por algo que perdió antes de disfrutarlo.
Las almas gemelas necesitan grandes dosis de valor para tomar las riendas de su único destino y subirse al mismo tren que les llevará en un mismo itinerario.
Si uno de los dos miembros de las almas gemelas no deja fluir el amor y la ternura hacia el otro, el encuentro no será suficiente para que se dé la fuerza necesaria para que se unan.
Esto tampoco es ni bueno ni malo: energéticamente estarán juntos y se apoyarán en su única misión: AYUDAR A SU PRÓJIMO, pero el poderoso vórtice energético que se forma cuando dos almas gemelas están juntas físicamente no se da: no existe la configuración sagrada del mas puro amor y expresión divina que produce tal impacto sobre la vida, lugares y circunstancia de todo cuanto les rodea y SU MISIÓN se convertirá en SUMISIÓN ante la vida.
Su misión igualmente se realizará, aunque al realizarse por separado generará un potencial energético de tan solo el 30% de expansión de luz de cómo podría ser. Esto tampoco es ni bueno ni malo, simplemente es un freno en su misión común y en la evolución del planeta.
LA MISIÓN DE LA UNIÓN DE LAS ALMAS GEMELAS ES PERMITIR LA ASCENSIÓN DE LA HUMANIDAD: ES ASÍ COMO LO LOGRARON NUESTROS HERMANOS EN EVOLUCIÓN EN VENUS, EL PLANETA DEL AMOR Y LA ARMONÍA; ASÍ FUE COMO ELLOS LLEVARON A CABO SU PASO DE LA TERCERA A LA CUARTA DIMENSIÓN.
Es así como cada evolución cambia su sistema evolutivo, del sistema de aprendizaje al de conciencia y SOLO HAY UNA MANERA DE REALIZARLO: A TRAVÉS DEL AMOR SALIR DE LA DUALIDAD, DE LA POLARIDAD Y CUANDO DOS PERSONAS QUE PERTENECEN A LA MISMA UNIDAD DE ALMAS GEMELAS SE ENCUENTRAN TIENEN LA OPORTUNIDAD DE DEJAR DE SER DOS Y CONVERTIRSE EN LA UNIDAD: YO SOY TÚ.
El "alimento" que nutre la unión de dos almas gemelas, la energía que les sostiene es LA TERNURA. Si uno de ellos está cerrado o se resiste a esta frecuencia hacia el otro, no podrá ser duradero este encuentro y la puerta energética de al OPORTUNIDAD se cerrará. Su relación/conexión se convertirá en un corto viaje de ida y vuelta del cielo a la tierra cuando SU REAL MISIÓN ES LA DE TRAER EL CIELO A LA TIERRA.
Y este es el motivo principal por el que para que la misión de las almas gemelas se lleve a cabo con mayor equilibrio y armonía nos pueden aportar su ayuda los guías de Venus, y que esta es la manera de relación a la que ellos llegaron ya hace mucho de nuestro tiempo.
Cada ser de Venus se expresa y realiza en su nivel de realidad a través de la manifestación de la energía en su doble expresión: masculina y femenina, cada ser en Venus vive, trabaja y evoluciona ya desde la Ley del Amor en perfecta armonía y equilibrio con su ser complementario o alma gemela. Ellos ya alcanzaron la unión de opuestos. Ellos ya son la unidad que se expresa y manifiesta tanto en masculino como en femenino.
El Guía de Venus podrá ayudarte en tu crecimiento personal y espiritual para que el anhelo de tu alma se cumpla y puedas encontrar a tu alma gemela aquí y ahora.
Permite que te instruya y sigue el dictado de tu corazón, pues esa será la manera en la que no te equivocarás nunca, y lograrás lo que te propongas.
Luz, Paz, Amor y Bendiciones.
Fuente: Nina Linares

domingo, 31 de julio de 2011

LA PRÁCTICA DEL SILENCIO



Práctica para descubrir el silencio

Empezamos de una manera modesta, sencilla, pero eficaz. Cuando yo inspiro, he de aprender a ser consciente de esa inspiración. Esa inspiración me conduce hacia dentro, pero llega un momento en que esa inspiración se detiene, se acaba. Yo he de procurar seguir ese movimiento yendo hacia dentro, y un poco más adentro de ahí donde termina la inspiración. Por unos instantes estaré en una zona de vacío; luego surge la espiración. Yo he de estar atento y tratar de adivinar ese instante que antecede al movimiento de espiración. Es decir, que he de utilizar ese movimiento natural de inspiración y de espiración como soporte para que mi atención, mi conciencia, se profundicen, y lo hagan hasta un punto, hasta una zona más allá del fenómeno, más allá del movimiento, más allá de lo que yo soy normalmente consciente.
 Cuando he practicado esto, cuando sé lo que es conducir la conciencia un poco más adentro de donde termina la inspiración, cuando he conseguido captar el instante de donde procede el impulso de espiración, entonces puedo tratar de centrarme en ese momento, lugar y sensación del punto donde inciden la inspiración y la espiración, del punto donde sale este impulso a inspirar o a espirar. Porque ese punto es un punto, no una dimensión. Es decir, el punto que, en un sentido fisiológico, coincidiría con una zona determinada de nuestro sistema nervioso, y que, cuando se sigue mentalmente, conduce a un punto más allá de nuestras variaciones de conciencia, más allá de nuestro fenómeno de percepción. Nos conduce hacia un punto innominado, hacia un punto vacío, un punto que es un ventanal abierto.
 Se trata aquí de un ejercicio sencillo, que en un momento dado querremos hacerlo y no podremos, pero que, sin embargo, en otros momentos saldrá muy bien.
 Hemos de ejercitar lo mismo en ese otro momento que es nuestra vida cotidiana, cuando yo estoy hablando con alguien, cuando estoy en diálogo con alguien. Cuando yo me expreso de un modo completo, completo en profundidad, en sinceridad, en conciencia de mí, cuando vivo una situación de expresión de un modo completo, el instante que sigue después de la expresión es un instante de vacío, de silencio; ahí es donde yo he de aprender a estar atento. El instante en que se produce en mí una percepción y comprensión plena, y al decir plena quiero decir plenamente aceptada, es también aquel momento en que se produce en mí el silencio espontáneamente. También cuando, de repente veo un paisaje grandioso, se produce en mí una exclamación y un instante de silencio. Igualmente, cuando he escuchado una obra musical extraordinaria, si yo estoy realmente centrado, se producirá en mí un silencio.
 Todas estas prácticas que están a nuestro alcance. He aquí el modo de aprovechar esta enorme cantidad de agujeros que hay en nuestro mundo fenomenológico. También es posible que, a veces, en pleno movimiento, en plena acción, uno pueda captar de repente el vacío que hay detrás de todo lo que hemos estado sintiendo o haciendo. Tan sólo ocurre que uno no presta atención a esas impresiones que a veces tenemos, porque creemos que la importancia estriba solamente en lo que se mueve. Y la importancia que pueda tener cualquier cosa que se mueve ciertamente procede de eso que se mueve.
 También fuera de mí puedo ejercitar esa atención, cuando yo de vez en cuando contemplo las cosas de un modo objetivo, dándome cuenta de que todo se mueve, de que todo tiene vida. Entonces tal vez pueda intuir el silencio y el vacío que es el soporte y la raíz de toda esa vida y de todo eso que se mueve. Cuando yo estoy hablando de veras con alguien, cuando estamos interactuando el uno con el otro, estamos moviéndonos sobre un vacío, sobre un silencio, sobre un vacío y un silencio que nos incluye a ambos, que nos envuelve a ambos. Y esto, a veces, uno lo intuye. En el momento en que se ha dicho algo con sinceridad, en el momento en que hay una buena comprensión mutua, hay un instante en que se produce esa sensación como si el silencio adquiriera fuerza, cierta corporeidad, cierta presencia. Si aprendo a estar atento y presente a este silencio, tal vez pueda captarlo en ese momento. Hemos de aprender a sentir ese silencio, no fuera, sino también en nosotros.

Clases de silencio
 Hay muchos tipos de silencio. Hay un silencio que se produce o se registra en la mente, en la cabeza. Otro silencio se registra en el pecho, en el corazón. Hay un Silencio que se registra en el cuerpo como cuerpo. Hay un silencio que se percibe encima de mí. Hay un silencio que me rodea, que me envuelve. Hay un silencio que me penetra, que me llena.

Grados de silencio
 Hay muchos grados de silencio, pero, si queremos aprender esta predisposición, este trabajo, en la medida en que depende de nosotros, hemos de aprender a ir gradualmente hacia ese silencio. Primero, produciendo el silencio de lo que son estímulos externos: mientras yo esté viendo cosas, la televisión, mientras esté leyendo el periódico o escuchando la radio, mientras yo esté provocando estímulos en mi interior, es inevitable que se produzcan automáticamente respuestas. Y cuantos más estímulos yo permita que entren, de forma inevitable y automática más respuestas se producirán.
 Así, pues, la primera misión es tratar de reducir los estímulos externos a aquellos que son imprescindibles.
 En segundo lugar, producir silencio de palabras externas. Hablamos por inercia, por costumbre, por convicción, por prejuicio, por estar dormidos. Muy pocas veces hablamos para decir realmente algo. Yo creo que nosotros y la humanidad en general no perderíamos gran cosa si tuviéramos una mayor exigencia en el sentido de tener algo real que decir. Por lo menos, para la persona que quiere ayudarse a ese trabajo interior, esto es toda una consigna.
 En tercer lugar, producir silencio de las palabras internas. Las palabras internas son ese dichoso monólogo, diálogo, comedia, farsa, zarzuela y drama que está ocurriendo constantemente en nuestra mente: lo que yo me debo a mí, lo que me imagino que me dicen, lo que diría, lo que yo diré, lo que aparecerá, lo que ocurrirá. Todo ese fantástico espectáculo que está pasando por nuestra mente es precisamente lo que hemos de aprender a que no se produzca. ¿Cómo conseguir que no tenga lugar? Ese espectáculo ocurre justamente en la medida inversa de mi lucidez; cuanto más lúcido, menos se produce; cuanto más dormido, más producción.
 Hemos de conseguir el silencio de nuestro nivel emocional. Este silencio se produce automáticamente al reducir los estímulos externos y los internos. Porque la emoción no es otra cosa que una reacción automática, un contraste entre estímulos y modos internos que tenemos de pensar, de sentir, de querer.
 Luego, tratar de producir el silencio en los sentimientos. El silencio no es algo para pasarlo muy bien, o para sentir determinada exaltación de sentimiento, por muy elevado que sea el sentimiento. El silencio es esto, silencio. No se trata de algo especial. El silencio quiere decir que uno está más allá de todo el campo fenomenológico, más allá de las experiencias.
 Y, por último, tratar de que se produzca el silencio en las sensaciones.
 Fijémonos bien que hemos seguido un orden muy curioso: hemos partido de los estímulos externos, después hemos hablado de palabras externas y palabras internas. Luego hemos citado la emoción, los sentimientos y, por último, las sensaciones. Porque este es, más o menos, el orden que uno sigue cuando va centrándose, replegándose en su propio centro. Las sensaciones son lo último, y las ideas, el diálogo, son lo más externo, lo más periférico. Esto que nosotros creemos que es lo más elevado, lo más importante, resulta que es lo más periférico. Por otra parte, esto ya deberíamos saberlo, porque es suficiente con que tengamos un poco de fiebre, o cualquier proceso patológico, para que, de inmediato, esa cosa tan elevada y tan buena que nosotros consideramos que son nuestras ideas desaparezca. Es decir, que hay que producir el silencio del mundo exterior, el silencio del mundo en mí y el silencio del yo.
 Ya sé que esto suena como algo negativo. Estamos hablando de un medio, no para vivir siempre, sino de un medio particular para descubrir algo nuevo. Esto que hemos dicho lo mismo se puede aplicar a una persona que quiere vivir en una consigna permanente o progresiva de silencio, como para una sesión de silencio o de aquietamiento interior.
 Ahora bien; el silencio es revelador, es transformador. El silencio desencadena en nosotros un discernimiento formidable, provoca en nosotros unas energías maravillosas, unas experiencias únicas. Pero al silencio hay que ir con cuidado, porque puede ser peligroso.

Normas y sugerencias
 Lo primero que hemos de tener como consigna es que el silencio hay que vivirlo de un modo consciente, lúcido. El silencio no es una aniquilación de la conciencia, el silencio es sólo una disolución o una trascendencia de la conciencia fenoménica; pero implica, de un modo fundamental, la noción de identidad de mí mismo en cada instante. Porque esa noción última que tengo de identidad de mí mismo, la única raíz de verdad suprema, es lo único que me está conectando con la realidad, que está conectando mi conciencia con la realidad. Y si yo dejo que se escape ese hilo de realidad que se expresa en mí, esa noción íntima de identidad que tengo de mí, entonces, si se disuelve mi conciencia, el silencio se convierte en una experiencia disolvente, negativa, peligrosa, en la que yo quedo abierto y receptivo, a merced de cualquier fuerza que ande suelta por ahí. Por eso, este requisito de mantener una conciencia clara de uno mismo es fundamental. Aunque también es cierto que cuando uno consigue estar en estados más profundos, esta conciencia de identidad, aunque se mantiene, cambia mucho respecto a la que yo pueda tener en la vida externa. Sin embargo, sigue siendo una conciencia de identidad que me permite manejarme dentro de la situación, que me permite entregarme o renunciar, avanzar o retroceder, en el camino de la experiencia del silencio, o del descubrimiento, o de la realización. Y, en el fondo, esta realización no será nada más que la culminación de este hilo de identidad de uno mismo que se abre y se transforma en torrente y en océano.
 Otro requisito para que el silencio sea positivo es que exista una polaridad habitual de la mente, del corazón, de la voluntad, de la persona, consagradas a la búsqueda de lo real, sea cual sea el nombre que le demos a esa búsqueda de lo real. Pero que toda persona esté polarizada hacia eso más auténtico y superior. Esa polarización y esa lucidez de la que hablábamos antes son las dos salvaguardias en el trabajo de interiorización, esto es lo que permite que el silencio sea una experiencia transformante, y no aniquilante.
 Otra condición que se necesita para que el silencio sea un trabajo progresivo es la humildad. Seguramente sonará extraño que, de repente, en este libro yo me ponga a hablar de una virtud, porque el lector se habrá dado cuenta que no estoy acostumbrado a utilizar conceptos morales. Bien. Yo la llamaría humildad, porque Humildad es el nombre que más le cuadra. Pero se podría decir también sencillez, sinceridad. Si yo no vivo con sencillez, con simplicidad, es imposible que se produzca en mí el silencio, y es imposible que, si por un instante, yo vivo algo de silencio, yo pueda penetrar en el o pueda permitir que él penetre en mí. Porque para permitir que el silencio me penetre, o para penetrar yo en él, es preciso que yo no me esté confundiendo con mis valores, con mi importancia, con mis cualidades y mi actitud. En el momento en que yo tengo una crispación, una avidez, una proyección hacia determinadas cualidades, esa misma proyección que me sujeta a algo fenoménico me incapacita totalmente para esta receptividad, para este dejarlo todo, para penetrar en el vacío o para dejarme penetrar por el vacío. La humildad, la sencillez, quiere decir que hay algo que yo considero más importante que la noción que tengo de mí, algo que merece que yo esté receptivo a ello. Y si no hay en m esta sencillez, yo no podré valorar, y, si no puedo valorar, no puedo entender, ni recibir, ni aceptar. Por esto, la simplicidad, la sencillez, es una clave mágica que permite entrar, penetrar, descubrir, realizar.
 Hemos dicho que el silencio es otra dimensión. Y por el hecho de que es otra dimensión nada tiene que ver con ninguna acción o con ninguna noción, nada tiene que ver con una u otra cosa, con ningún fenómeno. Aunque el silencio sea la raíz de todo, no es una cosa entre las cosas. El silencio es lo que está detrás de todas las cosas, de todos los fenómenos. Por lo tanto, no tiene ninguna conexión entre fenómeno y fenómeno, entre uno y otro. Lo cual quiere decir que no hay ninguna incompatibilidad en que uno pueda vivir, a la vez, el silencio y la acción. Precisamente porque son dos dimensiones distintas.
 Y, no obstante esto, al principio parece imposible. Al principio se está comprendiendo el silencio como ausencia de fenómenos, como alejamientos de nuestra identificación con las cosas, con el pensar, con el sentir, con el hacer. Esto es cierto como camino, como aprendizaje, ya que, dado que nosotros estamos partiendo de nuestra identificación exclusiva con los fenómenos, hemos de soltar esa identificación para poder descubrir algo nuevo. Pero no porque el fenómeno sea incompatible con el silencio. Ahora, como estoy totalmente absorbido por lo que se mueve, no puedo percibir lo que hay detrás de lo que se mueve. Es lo mismo que me ocurre cuando estoy en el cine: al estar absorbido por las imágenes que se mueven en la pantalla, no puedo ser consciente de la pantalla. Por este motivo tengo que hacer un silencio antes de empezar a mirar las imágenes para darme cuenta de que ahí está la pantalla. Mientras haya un monigote que se mueve, veo el monigote y no la pantalla. Mi identificación con la forma y con lo que expresa esa forma para mí me impide tomar conciencia del soporte de este movimiento. No obstante, podríamos tener conciencia simultánea de la imagen y de la pantalla.
 Cuando se abre al silencio uno descubre que no sólo existe silencio en esas intermitencias, en esos espacios huecos de los que hemos hablado, sino que el silencio es una realidad permanente, es lo Único Permanente. El silencio está coexistiendo detrás de todo lo que existe, de todo lo que se mueve, de todo lo que aparece. Yo puedo tener una conciencia simultánea del silencio y de todo lo que está ocurriendo en mí, y fuera de mí; no son dos cosas incompatibles. Puedo aprender a vivir en silencio y, al mismo tiempo, activamente. Y este es un grado de realización muy apreciado. Yo vivo en silencio, pero la vida sigue expresándose completamente en mí, en mi cuerpo, en mi inteligencia, en mi afectividad. Yo estoy siendo consciente de lo que hay detrás de eso que se está moviendo, de esa realidad que es la base, el soporte sobre la cual se mueve y existe todo.
 Más adelante, cuando uno aprende a vivir en silencio se produce un nuevo grado de realización: uno aprende a vivir del silencio, uno aprende a vivir las cosas que vive como procedentes de este silencio. El silencio es la raíz, es la causa, es la matriz, es donde está la verdadera significación, es el verdadero sentido de lo que aquí ocurre, el verdadero argumento. Todo lo que aquí ocurre son solamente señales, símbolos de una realidad que subsiste detrás de todo esto. Vivir el silencio quiere decir tomar conciencia de esa verdad que ya existe y que es la que hace que se vayan expresando las cosas, en cada momento, de un modo y no de otro. Es la razón de ser actual, es el modelo de todo cuanto sucede en mí y fuera de mí.
 Cuando uno puede tener una experiencia de vivir este silencio, entonces llega a esta realización de que la realidad del silencio y todo cuanto está existiendo es exactamente lo mismo, que todo lo que existe es lo mismo que lo que no existe, que todo lo que aparece es idéntico a lo que no aparece, que una cosa y la otra son el anverso y el reverso de una sola realidad, realidad manifestada, realidad manifestante, pero siempre la misma y única realidad.

Preguntas:

-No comprendo bien esto último que ha dicho.
R. -Sí. Utilizamos aquí la paradoja, porque es la única forma de señalar algo real. Es decir, cuando digo lo que existe quiero decir lo que nosotros percibimos en existencia. Pero como esto que existe tiene su razón de ser, su base, su fuente en lo que está detrás, que no tiene existencia aparente, por eso digo que todo lo que existe es igual a lo que no existe, a lo que no aparece, que no es existente.

-¿Se puede resumir el silencio en el estar atento?

R.-Sí, si añadimos: estar atentos, incluso cuando nos parece que no hay nada para estar atentos, cuando vivamos la situación real de un instante en que no hay simplemente nada.

-¿El estar en silencio es un contacto con lo superior?

R. -Sí, porque sólo se puede estar en contacto con lo superior cuando se deja de estar en contacto con lo inferior. Y este dejar de identificarse es el silencio de lo Inferior.
 
Del libro de Antonio Blay
Caminos de autorrealización. (Yoga Superior)
Tomo III"
La integración con la realidad exterior

sábado, 30 de julio de 2011

INTERPRETANDO LAS SEÑALES



Queridos soñadores. Hoy vamos a hablar de nuestras experiencias en la vida de vigilia y de las señales que nos envía constantemente y que en ocasiones nos cuesta tanto interpretar. ¿Quién nos se ha preguntado alguna vez porqué pierde siempre las llaves?, o ¿porqué atrae una y otra vez a gente que la critica?, o ¿Cuál es el misterio que encierra el que siempre le toque el jefe más "borde o cenutrio" de todas las empresas en las que trabaja?
 En un primer nivel, esas circunstancias que se repiten una y otra vez encierran mensajes de gran importancia para nosotros. Hay dos maneras de aprender:
 1.- Vivir la vida inconscientemente sin tener una meta definida y probando todo lo que se nos ofrece para experimentar. Como atraemos lo que somos, si no somos conscientes de lo que hay en nuestro interior, nuestros miedos, angustias, asignaturas pendientes, bloqueos, atraeremos más de lo mismo para tener la oportunidad de superarlo. Como consecuencia de la inconsciencia de mis procesos interiores, dejo que mi ego reaccione de nuevo de la forma en que estoy programada a reaccionar gracias a las "enecientas" veces que lo he hecho antes, influenciada en parte por las mismas "enecientas" que se lo he visto hacer a mis padres, más las mías propias o de la gente de mi entorno. Me enfrento a una prueba, reacciono de manera automática, meto la pata, me duele, salgo del hoyo y, con un poco de suerte, prometo no meterme en una circunstancia parecida otra para la próxima vez. Salgo de la prueba con heridas que, si no se curan adecuadamente, pasan al "saco de los asuntos pendientes" que van engrosando ese pesado traje de "la vida es un valle de lágrimas
  2.- Mi favorita, aprender sin dolor ¿es eso posible? Pues si, con un poco de entrenamiento y práctica diaria es un método que con el tiempo se convierte en infalible en la medida en que cada uno se lo trabaje para si mismo. Para vivir según esta segunda opción se necesita adquirir conciencia, ¡pero he aquí que para eso se debe salir de la inconsciencia! Einstein planteó la cuestión de una manera magistral. Sostenía que no se puede resolver un problema con la misma mente que la planteó, sino por una superior, y esa, la tenemos todos, aunque haya primero que despertarla de su letargo. Era famoso por sus "siestas" en las que aprovechaba el sueño hipnagógico de los primeros 10 minutos del ciclo del sueño en los que ambos hemisferios cerebrales están en comunicación directa, para resolver cuestiones que anteriormente se había preparado o "incubado". En este caso, para salir de la inconsciencia, no hay nada como establecer el contacto con el Yo Superior que mora en el interior de cada uno de nosotros, y dejar que él guíe nuestros pasos. Uno de los ejercicios que más estimula su aparición es la interpretación simbólica de los sueños y de la vida de vigilia. La vigilia y sus señales son de lo que hablaremos hoy. Vivir conscientemente nos permite interpretar o ver las señales que nos envía el universo antes que los efectos de cualquier circunstancia lleguen a materializarse. Si me enfrento a una prueba y leo sobre la marcha las advertencias que me guiña el universo, ya no reacciono automáticamente, sino que lo veo venir, lo interpreto y tomo una decisión según el mensaje que la señal me envía. Si realizo el proceso correctamente no caigo en el hoyo, sino que lo rodeo y sigo mi camino ahorrándome la metedura de pata, el dolor, la venda, y por supuesto el capítulo del "saco de los asuntos pendientes" y lo del "valle de lágrimas". La diferencia es abismal, porque el mundo se convierte en un mapa de señales, la vida en una aventura que descubrir a cada minuto, y nosotros en descubridores a lo "Indiana Jones" de las grandes joyas que nuestro mundo interno atesora para nosotros. Sólo hemos de buscarlas y compartirlas con el mundo.
 La clave para hallar una conexión entre el acontecimiento y nuestro mundo interior está en la relación existente entre conciencia y materia. Como muchas religiones explican, en un principio sólo existía espíritu in manifestado. Éste se proyectó en dos naturalezas: La masculina (la conciencia, la idea, el aspecto subjetivo del espíritu) y la femenina (la materia, la experiencia, el aspecto objetivo). Toda materia manifestada ya en el plano físico (naturaleza objetiva) tiene una idea que lo sustenta (naturaleza subjetiva). Si no nos gusta el efecto sólo hay que buscar la idea inicial que lo creó y modificarla en el origen, es decir, en le mente, y mantenerla el tiempo suficiente para que se manifieste como materia en el plano físico. Lamento no recordar el autor de un magnífico libro que leí, en el que un sabio, creo recordar de la india, relataba como en sus viajes por otras dimensiones o planos de conciencia, podía ver éstos llenos de formas mentales de novios, lavadoras, coches o casas que los humanos que habían deseado, pero no alimentado lo suficiente como para que se hicieran realidad.
 El asunto más dificultoso es la lectura de las señales ¿cómo puedo saber que lo interpreto correctamente? Es algo largo de explicar aquí, pero los resultados hablan por si solos. Pongamos un ejemplo:
 Si una mujer pierde o le roban la cartera:
 a).- ¿qué es una cartera? Donde se guardan los documentos de identidad y el dinero (energía). Puede ser que en alguna faceta de su vida no se dé cuenta de que está perdiendo su identidad, que ya no sepa quién es ni que desea de la vida.
 b).- Si la cartera es irrecuperable ¿a que le obliga esa circunstancia? A dar de baja las tarjetas, a comprarse cartera, sacarse de nuevo todos los permisos y carnets y a tener más cuidado la próxima vez. Es decir, que la persona se verá obligada a dar de baja su antigua manera de vivir, a cambiar de actitud, a adquirir una nueva identidad, una nueva manera de comportarse y a cuidarse más en el futuro.....una nueva vida!
 c).- Si alguien le encuentra la cartera, el asunto no es tan grave para la personalidad de nuestra protagonista. Su cambio no es tan drástico, sólo tendrá que hacer algunos ajustes para no perder su identidad. ¿Quién es la persona que se la encuentra? Porque el modelo de persona que representa la que lo encontró es el modelo de conducta que tiene que adquirir para recuperar su ser de nuevo. Si es su amiga Pepa quien se la encuentra, las virtudes de su amiga, que son reflejo de las suyas propias, son las que le ayudarán a centrar su objetivo de vida, a encontrarse a ella misma de nuevo. No tiene más que describir en un papel a Pepa en su mejor faceta (porque en este caso le ha ayudado) y verse reflejada en ella, seguir su manera de pensar y de actuar y salir de su problema.
 La próxima vez que os encontréis en cualquier circunstancia que os llame la atención, paraos y reflexionad. Preguntaros ¿qué me quiere decir esta situación? ¿Qué significan los símbolos que están en juego? ¿A que me obliga la situación? No os olvidéis, que las circunstancias que rodean cualquier acontecimiento en la vida de vigilia están ahí para darnos lectura de nuestro interior, y que nos obligan a tomar decisiones y a aprender cosas necesarias para nuestra evolución.

Fuente: Beatriz F. del Castillo
Autora de "La clave está en tus sueños",  Ed. Edaf.  2006

domingo, 17 de julio de 2011

COMPARTIR EL SUFRIMIENTO


Para ayudar a quien está sufriendo generalmente basta con escuchar. No es necesario nada más. Sólo abrir nuestro ser de modo que quien sufre pueda compartir su dolor. Al cultivar el escuchar estamos desarrollando el verdadero sentido de la de la compasión.

En la cultura occidental, es común guardar el dolor para nosotros mismos. Cuanto mayor es el sufrimiento, más tendemos a aislarnos. Nos han enseñado a hacerlo de ese modo, a soportar el dolor en privado, a mantenerlo adentro y a continuar con nuestras vidas. Y aquellos que no hemos sufrido directamente el trauma actuamos a menudo de manera que mantenemos a los que sufren en silencio. No deseamos oír sus historias porque no sabríamos qué decir. Cuando otros expresan su dolor, su pena, su pérdida, su desesperación, sentimos que debemos repararla de alguna manera o hacer que ésta desaparezca. Creemos que debemos responder con una solución, creemos que no basta con sólo escuchar.

Estas son las cargas culturales de la formación en la sociedad occidental. Deseamos conseguir que la vida sea dócil y cómoda, tener constantemente una vida que mejore. Si algo anda mal, lo internalizamos como nuestra culpa. Cuando alguien comparte sus aflicciones, pensamos que tenemos que arreglarlas. Hemos perdido los procesos y los ritos mediante los cuales la gente se entristece en comunidad, en que nos reunimos, no para cambiar la vida sino que simplemente para experimentarla. Hemos olvidado cómo caminar por la vida juntos, con sus grandes ciclos de oscuridad y caos seguidos por el renacimiento y la luz.

No socorremos a otros siendo silenciosos. La trágica ironía es que causamos más dolor en aquellos que estamos intentando amparar. Aquellos padres que permanecen silenciosos ante el sufrimiento, con el fin de proteger a sus niños, terminan provocando profundas cicatrices emocionales en sus hijos. Durante la investigación hecha sobre la segunda generación de los sobrevivientes del holocausto - los hijos de quienes sobrevivieron a los campos de concentración - el efecto del silencio se hizo evidente. Cuando los padres habían protegido a sus niños y nunca les habían dicho los detalles del horror que habían experimentado, los niños crecieron con depresión y, en algunos casos, terminaron por suicidarse. Los niños conocen los secretos de sus padres. Intuyen que algo muy importante no se está compartiendo. No tienen medios para interpretar la sensación de que algo anda terriblemente mal. Así pues, como niños que son, asumen la responsabilidad de estas malas sensaciones. Cuando maduran, esta autocondena se manifiesta como depresión y, en ocasiones, como autodestrucción. El antídoto para estos niños es oír las historias, romper el silencio. Si son adultos y sus padres han muerto, necesitan oír las historias de otros sobrevivientes de la generación de sus padres.

Hay otras razones por las que debemos encontrar maneras de romper el silencio. Cuando la gente cuenta sus historias, son capaces de sanarse a sí mismos. El acto de contar nuestra historia, así como sentir que nos están escuchando, es una de las formas más elementales de sanción.

Una joven sudafricana nos dio una lección profunda sobre el escuchar. Ella se sentó en un círculo compuesto por mujeres de muchas naciones y cada mujer tenía la oportunidad de contar una historia de su vida. Cuando le tocó a ella, comenzó a balbucear una historia de verdadero horror, acerca de cómo ella había encontrado a sus abuelos asesinados en su aldea.

Muchas de las mujeres eran occidentales y, en la presencia de tal dolor, desearon por instinto hacer algo. Desearon reparar, mejorar, hacer algo para remover el dolor de aquella tragedia de una vida tan joven. La joven sentía su compasión pero también los sentía cerrándose. Ella puso las manos hacia arriba, como para rechazarles los deseos de ayudar. Dijo: "no necesito que me mejoren. Sólo necesito que me escuchen".

Eso es todo lo que necesitamos hacer: escuchar. No juzgar, ni recomendar, ni reparar. Sólo escuchar, conocer el dolor, manteniendo nuestros corazones abiertos. Parker Palmer lo dijo maravillosamente: "el alma no necesita ser reparada o ser protegida. Necesita ser recibida".

¿Qué podemos hacer para acoger a quienes estén sufriendo entre nosotros? ¿Cómo podemos hacer para invitarlos a que nos cuenten sus historias y nos revelen su dolor? Aquí hay sólo algunas sugerencias:

Podemos estar seguros que eventos gatillantes, como el primer aniversario de una tragedia, haga resurgir profundas emociones. Podemos cerciorarnos de estar disponibles para esos aniversarios y ofrecernos como compañeros silenciosos, dispuestos a escuchar.

Podemos compartir nuestra propia vulnerabilidad como forma de preparar otros para compartir la suya.

Si alguien comienza a contar su historia, podemos abstenernos de emitir comentarios, de aconsejar, o de interrumpirlos. Podemos ejercitar la disciplina del buen escuchar y la fe en que eso es suficiente para sanar. No ayuda decirle "sé exactamente lo que sientes" o " también tuve esa experiencia una vez". La disciplina consiste sólo en sentarse allí, con nuestros corazones abiertos, absorbiendo su historia en nuestro ser.

Ayuda el visualizar la historia como alguien que está allí entre nosotros. La historia es cuál es, no requiere comentarios o de interpretación.

Al concluir la historia, podemos expresar nuestra gratitud por haberla compartido. Y podemos ofrecernos para escuchar de nuevo otra historia que necesite ser contada.

Si podemos ser buenos oyentes, descubriremos que es posible que la gente se sane a sí misma. Durante las audiencias de la Comisión de Verdad y Reconciliación en Sudáfrica, muchos de los que los atestiguaron las atrocidades que habían soportado durante el apartheid señalaron haber sido sanados por su propio testimonio porque sabían que la nación escuchaba.

Un joven que quedó ciego cuando un policía le disparó en la cara a corta distancia dijo: "siento que lo que me ha devuelto la vista ha sido venir aquí y contar mi historia. Siento que lo que me ha estado haciendo daño todo este tiempo es el hecho de que no podía contarla. Pero ahora siento como si hubiera recuperado la vista por el sólo hecho de haber venido aquí y relatarla".

Ojalá rompamos el silencio de modo que aquellos más lastimados puedan sanar.

Margaret Wheatley